Helsinki es el lugar elegido para que tenga lugar la reunión entre dos de los mandatarios más famosos del mundo. Por una parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, con la imagen de un dirigente duro e implacable que no permite la más mínima ofensa, cuyo país acaba de dar por finalizado “uno de los mejores […]
InternacionalDirigentes Digital
| 16 jul 2018
Helsinki es el lugar elegido para que tenga lugar la reunión entre dos de los mandatarios más famosos del mundo. Por una parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, con la imagen de un dirigente duro e implacable que no permite la más mínima ofensa, cuyo país acaba de dar por finalizado “uno de los mejores mundiales de la historia”, en palabras de su homólogo estadounidense.
Enfrente, Donald Trump, un dirigente que se alzó por encima de lo que se conoce como el “establishment” norteamericano. Canalizó la frustración de la población a través de mensajes histriónicos y de un uso incontrolado de su cuenta de Twitter para atacar a sus rivales políticos y también a sus supuestos aliados.
Se trata de dos figuras que no pasan desapercibidas para el mundo, por el poder que acumulan y por sus propias figuras, que para muchos causan rechazo y, para otros, aprobación. Los españoles no se identifican con ninguno. En el caso del dirigente estadounidense, tan solo el 7% de los españoles creen que hace lo correcto, según un estudio de Pew Research Center. Mientras, Putin solo recibe la aprobación del 8% de los españoles.
Las expectativas ante este encuentro son inciertas. Vladimir Putin afronta el encuentro como el momento propicio para situarse como un contrapeso para el poder de Estados Unidos, China y la Unión Europea. En ese sentido, el presidente ruso se presenta como un igual ante Trump, con la pretensión de recuperar la autoridad global que cree necesaria para su país.
Del lado norteamericano, Trump ya se ha pronunciado al respecto. “Nunca ha estado peor” su relación con Rusia, ha dicho en su Twitter. Es por ello que no se sabe qué es lo que puede pasar en esa reunión y si realmente habrá algún acuerdo sobre temas concretos. Todo en un contexto marcado por la imprevisibilidad del presidente estadounidense.
En cualquier caso, el inquilino de la Casa Blanca ha dicho tener ganas de reunirse con Putin. Aun así, afirma que no importa lo bien que lo haga durante el encuentro, sino que si le dieran la ciudad de Moscú como compensación “por los pecados y males” cometidos por Rusia, le parecería poco y que pediría también San Petersburgo.