La economía china, pese a las dificultades, no está dando ningún síntoma de aterrizaje brusco. Las autoridades han descartado cualquier riesgo de crisis sistémica derivada del colapso de la inmobiliaria Evergrande. Pero han reconocido, al mismo tiempo, un impacto negativo derivado de la falta de suministro energético. Por un lado, la normalización post-covid ha incrementado […]
InternacionalDirigentes Digital
| 18 oct 2021
La economía china, pese a las dificultades, no está dando ningún síntoma de aterrizaje brusco. Las autoridades han descartado cualquier riesgo de crisis sistémica derivada del colapso de la inmobiliaria Evergrande. Pero han reconocido, al mismo tiempo, un impacto negativo derivado de la falta de suministro energético. Por un lado, la normalización post-covid ha incrementado la demanda de bienes desde China, lo cual exige incrementar el consumo de electricidad.
Y, por otro lado, China desea cumplir con su objetivo de ser medioambientalmente neutra en sus emisiones antes del año 2060. Esto exige reducir progresivamente el consumo de carbón. Y el carbón, en estos momentos, sigue generando al menos la mitad de toda la electricidad del país. Esta mini-crisis energética, con todo, tendrá un impacto limitado sobre la economía china. Pero, si las cadenas de suministro se ven seriamente afectadas, puede producirse una desviación de la inversión extranjera desde China hacia otros países. Es decir, a medio-largo plazo, la variable inversión extranjera directa seguirá presentando síntomas de relativa inestabilidad en China.
A corto plazo, no obstante, la economía china está mostrando síntomas de desaceleración. Tras crecer un 7.9% durante el segundo trimestre, el crecimiento interanual, de julio a septiembre, fue solamente del 4.9%. Las restricciones asociadas a los nuevos casos de coronavirus detectados durante el verano explican, en parte, este retroceso. Pero, sea como fuere, las ventas minoristas han registrado un crecimiento acumulado del 16.4% desde enero. La producción industrial ha mantenido un crecimiento estable de dobles dígitos (+11.8%). La inversión en activos fijos, incluido el sector inmobiliario, sigue con su tendencia a desacelerarse. Y el paro urbano registrado, con todo, se mantiene en una tasa estable inferior al 5%.
Las autoridades chinas, ante este escenario, no descartan nuevos estímulos tanto fiscales como monetarios. Pero, como se deduce de la crisis del carbón e inmobiliaria, dichos estímulos tienen como objetivo modernizar la economía. Es decir, es razonable esperar un endurecimiento de las regulaciones dirigidas a renovar la matriz económica en China, al menos durante los próximos años 2021 – 2022.