Rara vez la casualidad explica la cadencia del crecimiento de un país o su revelación como potencia. Han pasado 23 años desde que Estonia puso en marcha el proyecto conocido como Tiigrihüpe y, si bien por el reducido tamaño no se puede considerar una potencia, sí que se puede mirar a esta república báltica como […]
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| 04 sep 2019
Rara vez la casualidad explica la cadencia del crecimiento de un país o su revelación como potencia. Han pasado 23 años desde que Estonia puso en marcha el proyecto conocido como Tiigrihüpe y, si bien por el reducido tamaño no se puede considerar una potencia, sí que se puede mirar a esta república báltica como un referente en el terreno de las TIC y la digitalización.
Poco más de un millón de habitantes pueblan este país que aventaja 14 puestos a España en el ranking del Banco Mundial en cuanto a facilidad para hacer negocios (16º frente al 30º). Desde la desintegración de la Unión Soviética, Estonia ha apostado por el sector privado, por la liberalización de su economía y por estimular la inversión extranjera.
Eso se consigue por medio de medidas como la eliminación del impuesto de sociedades o la posibilidad de no declarar el IVA si la empresa factura menos de 40.000 euros al año. Tampoco existe cuota de autónomos, aunque hay que considerar que la Hacienda estonia grava transferencias de unas cuentas a otras, como podría ser el pago de dividendos o el abono de un salario.
Esos esfuerzos están dando sus frutos, y desde 1996, cuando se inició el plan, la producción estonia se ha multiplicado por siete, hasta los 25.600 millones de euros de 2018. Ello tiene que ver en parte con la reducción de trámites para crear una empresa, lo que se agudiza en el caso de las empresas cuyo funcionamiento esté basado en internet.
PASOS PARA CREAR UNA EMPRESA
Para empezar, la administración estonia da la oportunidad de solicitar la e-residency, una especie de carné de identidad que no otorga la nacionalidad ni permiso de residencia en el país, pero que posibilita realizar trámites con dichas administraciones sin estar allí. Ese es el primer paso para poder registrar una empresa en el país. El trámite se prolonga alrededor de un mes y tiene un coste de 100 euros.
En este punto cabe señalar que no se puede crear cualquier tipo de empresa con esa tarjeta. El requisito principal es que se presten servicios que no necesiten de una localización física específica, es decir, que no sea una empresa que vende productos físicos con sede en España. Es una modalidad a tener en cuenta para freelances con clientes de varios países, para negocios de productos digitales como cursos online o ebooks, así como para desarrollar aplicaciones móviles.
Una vez cumplido ese propósito y con la tarjeta e-residency, el coste de registrar la compañía por medio de las webs estonias asciende a 258 euros. No obstante, hay que tener en cuenta otros gastos mensuales, como son la creación y el mantenimiento de una oficina virtual (25 euros), una gestoría que conozca el sistema fiscal de Estonia (entre 59 y 150 euros), así como la apertura de una cuenta bancaria (desde 2 hasta 9 euros al mes).