Europa tiene una tarea pendiente con la inversión en I+D+i. Las comparaciones son odiosas y las principales potencias económicas mundiales han dado un gran paso adelante en cuanto al gasto en esta partida. Estados Unidos, China y Japón adelantan a la Unión Europea invirtiendo el 3,45%, 3,26% y el 2,4% de su economía en esta […]
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| 13 ene 2023
Europa tiene una tarea pendiente con la inversión en I+D+i. Las comparaciones son odiosas y las principales potencias económicas mundiales han dado un gran paso adelante en cuanto al gasto en esta partida. Estados Unidos, China y Japón adelantan a la Unión Europea invirtiendo el 3,45%, 3,26% y el 2,4% de su economía en esta materia, respectivamente. En 2021, el gasto en I+D+i de la Unión Europea en relación con el PIB se situó en el 2,27 %, por debajo de 2020, cuando registró el 2,31%. A largo plazo se muestra el aumento del peso de esta partida – en 2011 tan solo suponía el 2,02% del PIB comunitario-, aunque de manera más moderada que los principales competidores del bloque comunitario.
En un mundo cada vez más cambiante, la máxima de “adaptarse o morir” cada día cobra más peso. La inversión en I+D es una de las mejores garantías que tienen las empresas de mantenerse en el mercado. Por ello, los Estados ofrecen distintos tipos de incentivos para que sus compañías gasten más en investigación, desarrollo e innovación. En Europa, estas diferencias en el diseño de las ayudas fiscales generan una variación significativa en la generosidad de cada Estado con las empresas que invierten en I+D.
Francia proporciona desgravaciones fiscales para la I+D+i a través de un crédito basado en el volumen de la inversión, el Crédit d'Impôt Recherche (CIR), además de una exención de las cotizaciones a la se- guridad social (SSC) para empresas innovadoras de reciente creación (JEI/JEU). Todas las empresas que incurran en gastos de investigación básica y desarrollo experimental, independientemente de su sector o tamaño, pueden beneficiarse del CIR bajo ciertas condiciones.
Las empresas en Alemania pueden solicitar un subsidio de investigación anual de hasta 1.000.000 de euros desde 2020. Si una empresa utiliza su propio personal de investigación, el 25% de los sueldos y salarios, incluidas las contribuciones a la seguridad social quedan libres de impuestos.
El Reino Unido divide los incentivos según el tamaño de la empresa. Por lo general, estas pueden optar por el RDEC (deducción para gastos de investigación y desarrollo, por sus siglas en inglés) que equivale al 13% del gasto de la empresa en I+D. Por otro lado, en el caso de las pymes, aumenta hasta el 33,35% que además no computa para el cálculo del impuesto de sociedades.
Italia ofrece desgravaciones fiscales a través de un crédito fiscal basado en el volumen de inversión. Este sistema, en vigor desde 2015, aumentó en 2021 la cantidad deducible a cuatro millones de euros (anteriormente, estaba fijada en tres). Además, las regiones del sur del país cuentan con mejores condiciones en las deducciones.
El 1 de enero de 2022, Polonia aumentó las deducciones existentes en el impuesto sobre la renta del 100% al 200% de los costes del personal investigador. Todas las empresas, independientemente de su tamaño, pueden beneficiarse de estas ayudas.
Portugal proporciona desgravaciones fiscales a través de un crédito fiscal híbrido. Las empresas emergentes disfrutan de una deducción que incrementa según crece la inversión en I+D, con un tope de 1,5 millones de euros.
En Suecia, el Forskningsavdrag es el incentivo fiscal de investigación y desarrollo que proporciona una reducción de las contribuciones a la seguridad social pagadas por la empresa de hasta 1 225 652 coronas suecas mensuales, lo que equivale a, aproximadamente, 110.000 euros.
Países Bajos promociona las actividades de I+D mediante una reducción de los impuestos de la renta de los empleados dedicados a esta área. En 2022, la deducción se fijó en el 32% sobre los primeros 350.000 y en el 16% a partir de esa cantidad.
Bélgica permite que el personal investigador pueda reclamar una exención del 80 % de las retenciones sobre su nómina. Las empresas pueden beneficiarse de una deducción del 13,5% sobre el valor de las inversiones realizadas. Si estas además son respetuosas con el medio ambiente, la tasa aumenta al 20,5%.
Por último, en Irlanda se aplica una desgravación fiscal del 25 % al importe total de los gastos en I+D incurridos por una empresa en actividades relacionadas con esta área. Este crédito se suma a la deducción de ingresos normal del 12,5%, lo que da como resultado un beneficio fiscal efectivo del 37,5%.