El crecimiento económico chino es posible que se sitúe en torno al 6% debido, entre otras cosas, a la desaceleración del consumo interno. Serían cinco décimas porcentuales menos que en 2018. Esto, sumado a la guerra comercial con Estados Unidos, está lastrando las previsiones del sector. China, es preciso recordarlo, adelantó a Estados Unidos como el primer mercado automovilístico del mundo en 2010.

Ford ha reconocido, recientemente, no estar sabiendo adaptarse a los cambios competitivos del mercado chino. Sus ventas en China, a falta de publicar las cifras definitivas, han podido caer un 30%. General Motors, sin embargo, ha cerrado el año con unas buenas cifras de ventas. El gigante de Detroit, que vende un automóvil cada ocho segundos en China, espera sortear la guerra arancelaria con Estados Unidos. Y, según datos preliminares, anunciar ventas superiores a los dos mil millones de dólares, en todo Asia-Pacífico, durante 2018.

Las automovilísticas europeas, por otra parte, podrían verse beneficiadas si China incrementa sus aranceles sobre los vehículos procedentes de EE.UU. La alemana Audi, por ejemplo, ha batido un nuevo récord de ventas en China durante 2018. Según cifras consolidadas, las ventas totales de Audi han subido un 11%, hasta los 660.888 automóviles. Este año 2019, además, el gigante alemán tiene previsto lanzar al mercado una nueva gama de vehículos eléctricos 100%.

Precisamente, los vehículos eléctricos han incrementado su cuota de mercado durante 2018, con un incremento en las ventas superior al 60%. Los vehículos eléctricos, en estos momentos, solamente suman el 0,6% del parque automovilístico chino. Pero, en 2025, las autoridades chinas esperan que dicho porcentaje aumente hasta el 20%.