La reducción de más de 50% en los costes calculados en 2015 “para aumentar la eficiencia y productividad” fue la razón que llevó a Shell a anticipar, en un año y medio, el desarrollo masivo de sus áreas en la reserva de Vaca Muerta, la más importante formación de petróleo y shale (gas no convencional, […]
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| 16 may 2019
La reducción de más de 50% en los costes calculados en 2015 “para aumentar la eficiencia y productividad” fue la razón que llevó a Shell a anticipar, en un año y medio, el desarrollo masivo de sus áreas en la reserva de Vaca Muerta, la más importante formación de petróleo y shale (gas no convencional, esquisto) en la Argentina.
Así anticipaba, en diciembre de 2018, Omar Gutiérrez, gobernador de Neuquén (donde se encuentra la reserva), lo que la petrolera angloholandesa confirma ahora con los números en la mano: una inversión de 3000 millones de dólares en los próximos cinco años
El plan contempla la explotación de tres áreas (Cruz de Lorena, Sierras Blancas y Coirón Amargo Sur Oeste) para pasar de los actuales 12.000 barriles diarios de crudo a 70.000 en el año 2025 tras la perforación de 304 pozos, que representan menos del 4% de la reserva.
Las informaciones fueron confirmadas por Gutiérrez y el CEO de Shell, Ben van Beurden, reunidos en Buenos Aires el 9 de mayo, cuando detallaron también que Shell construirá una procesadora de crudo, 100 kms de caminos, 75 kms de oleoductos y gasoductos, redes eléctricas, tres depósitos de agua y un acueducto.
“Traeremos nuestra experiencia para realizar las operaciones más eficientes que podamos, pero al mismo tiempo buscaremos desarrollar los proveedores y recursos locales”, dijo el holandés, mientras que el argentino destacó que en esta nueva etapa se crearán 2.000 empleos directos
Un negocio centenario
La petrolera tiene 105 años de presencia en Argentina y fue creciendo en operación hasta abarcar exploración y producción, refinería, lubricantes y estaciones de servicio, además de combustible aéreo y suministro de materias primas para su propia producción.
Entre 2003 y 2015, la compañía fue presidida por Juan José Aranguren, que dejó la función para convertirse en ministro de Energía de Mauricio Macri hasta 2018. Ese año, Shell vendió la refinería, la red de comercialización (645 estaciones de servicio) y sus demás divisiones a la brasileña Raízen por USD 950 millones. De esta manera, Shell se concentró en Vaca Muerta.
La formación fue descubierta por Repsol y motivo -según autores como Alejandro Bercovich, Alejandro Rebossio y Adriana Giuliani, que publicaron libros al respecto- de la estatización que realizó Cristina Kirchner al ver allí la oportunidad “de autosuficiencia energética” para el país.
Son 30.000 km2 que tendrían más de 22.000 millones de barriles, diez veces las reservas argentinas de 2013, según datos de YPF, ex-Repsol, que harían de Argentina el segundo país con más gas no convencional en el mundo, después de Estados Unidos.