En plena crisis sanitaria por el coronavirus, una de las cuestiones que más preocupan a los profesionales es la calidad del material que se utiliza en los centros hospitalarios. CoureTex, una pequeña empresa chilena ubicada en Valparaíso, comercializa mascarillas que reducen las posibilidades de contagio, gracias a la incorporación de cobre puro dentro del tejido […]
InternacionalDirigentes Digital
| 30 mar 2020
En plena crisis sanitaria por el coronavirus, una de las cuestiones que más preocupan a los profesionales es la calidad del material que se utiliza en los centros hospitalarios. CoureTex, una pequeña empresa chilena ubicada en Valparaíso, comercializa mascarillas que reducen las posibilidades de contagio, gracias a la incorporación de cobre puro dentro del tejido que funciona como una barrera que impide la transmisión de bacterias, hongos y virus. Tal y como señala un estudio publicado en The New England Journal of Medicine, el coronavirus puede sobrevivir hasta cuatro horas en el cobre, frente a las 24 horas del cartón y las 72 horas que dura en superficies con plástico y acero inoxidable.
En este sentido, desde la empresa porteña regentada por Óscar Silva y su hijo Mauricio, detallan que “el cobre es, por naturaleza, un elemento antimicrobiano” que utilizan para elaborar sus mascarillas: “Tenemos una máquina que con el calor del vapor adelgaza el cobre hasta convertirlo en un hilo del grosor de un pelo”. Más tarde, “estos hilos de cobre se mezclan con otros hilos y se teje de forma regular, como cualquier tela”. Y no sólo crean mascarillas, también fabrican otros productos como plantillas, antifaces o guantes. Todos están certificados en Chile por Lictex, en América por Senai y en la Unión Europea por Intertek.
En 2013 patentaron su creación y, aunque en el mercado hay otros productos textiles que utilizan este material en su elaboración, destacan que se trata principalmente de óxido de cobre que se pierde con los lavados, disminuyendo por tanto la efectividad. Una de las ventajas que resaltan desde CoureTex frente a las mascarillas tradicionales es que éstas se pueden reutilizar hasta 50 veces. Para ello, explican que se deben lavar a mano con cualquier detergente sin cloro, como si se tratase ropa delicada. Así, sus múltiples usos rentabilizan su precio a largo plazo y, sobre todo, “su nivel de protección es mucho mayor”.
CoureTex ha multiplicado sus ventas tanto en Chile como en diferentes países del mundo. Antes de la crisis del coronavirus vendían alrededor de 20.000 mascarillas mensuales, mientras que ahora el aumento de la demanda ha elevado la producción hasta las 500.000 para poder abastecer todos los pedidos que reciben. Esta pyme cuenta con 15 empleados y relata que, aunque no ha sido necesario ampliar la plantilla para hacer frente al incremento de pedidos, sí han comprado nuevas máquinas.
Además de venderse en Chile, Argentina, Perú, Bolivia, Ecuador, México, China o Australia, las mascarillas también se han exportado a Europa. Entre Alemania y Suiza ya han recibido cerca de 800.000, aunque el principal cliente ha sido España donde diferentes empresas han comprado hasta la fecha aproximadamente 1,2 millones de unidades.