“Yo no hago recortes porque me apetezca”

Una famosa canción italiana entona aquello de “Parole, parole, parole”. “Palabras, palabras y palabras”, en poco más quedaron las conclusiones del dictamen del Comité Económico Social Europeo (CESE), para tratar de virar el rumbo del Marco Financiero Plurianual (MFP) 2021-2027, los presupuestos europeos presentados por el comisario del ramo Günther Oettinger.

El responsable del dictamen, Javier Doz Orrit, explicó ante el comisario de Presupuestos el punto de vista del Comité. Fue durante la última sesión plenaria celebrada en Bruselas, en la que se señaló la importancia de no recortar la inversión en la Política Agraria Común (PAC) ni en políticas de cohesión. Recibió el respaldo del italiano Luca Jahier, presidente del CESE, que animó a Oettinger, “el hombre de las misiones imposibles”, dijo Jahier, a considerar las propuestas de su institución para los presupuestos.

En cualquier caso, los intentos del CESE por proteger las políticas agrarias y de cohesión parecen abocados a fracasar, teniendo en cuenta las palabras del comisario. “Sin recortes no podemos financiar nuevos gastos”, pero “no podemos hacer recortes sin más”, afirma Oettinger, algo que acepta como una verdad irrefutable: “Yo no hago recortes porque me apetezca o porque hagamos las cosas mal”.

Tiene claro cuál debe ser la apuesta de la Unión Europea: “Si no queremos hundirnos entre China y EEUU tendremos que invertir en investigación”. En esa línea, cree que “va a haber un conflicto y la investigación va a ganar” y que esta carrera debe encararse de manera conjunta por parte de la Unión Europea. “Ningún estado miembro es suficiente para competir con la producción china de 2025 o con California”, predice el comisario. No obstante, insiste en que “hay que evitar una lucha entre agricultura e innovación”.

La apuesta por la investigación implica el abandono de las políticas que defiende el CESE, aunque Oettinger se muestra dispuesto a escuchar las propuestas que salen del Comité. Aun así, insiste en la dificultad de alcanzar acuerdos en torno a un asunto tan trascendente como el de los presupuestos de la próxima década.

“Necesito la unanimidad de 27 ministros, los mismos presidentes y sus respectivos parlamentos”, se queja el comisario. El ejemplo de la dificultad que supone aunar voluntades para remar en la misma dirección es el del impuesto a las transacciones financieras. “Existe una propuesta que grava las transacciones financieras paralizada desde 2011 en la Comisión. A día de hoy hay once o doce países de acuerdo. Si nos ponemos de acuerdo en eso, entonces podremos hablar de esos nuevos ingresos”.

Los cuatro retos de la UE

Desde su punto de vista, existen cuatro aspectos que deben ser percibidos como prioridades para los ciudadanos y las instituciones europeas: crecer en competitividad, la sostenibilidad, solidaridad y elevar la seguridad exterior e interior. Defiende el avance del proyecto europeo para resolver la inestabilidad que existe en los países.

Frente a la argumentación antieuropeísta, Oettinger aporta un dato: de cada 50 euros, uno va para los burócratas, y el resto para financiar políticas de todo tipo. De esa forma, aunque pueda reducirse la burocracia, aún existe un margen considerable para invertir en Europa.

Por otro lado, el objetivo de la UE tiene que ser “exportar estabilidad” teniendo en cuenta la inestabilidad que reina en los países vecinos. Desde ese punto, apela a la solidaridad de los miembros. “Cada persona que pide asilo no es un refugiado para España, Italia, etc., es un refugiado para la Unión”, explica, para hablar de la incidencia que existe en unos países en comparación con otros y de la necesidad de apoyar a los estados más afectados.