En presencia de grandes personalidades como el Director General de Negocio de CaixaBank, Juan Antonio Alcaraz o la presidenta de ClosinGap, Marieta Jiménez, ha tenido lugar la presentación del informe que abarca un tema tan delicado como de suma importancia en nuestro país: la desigualdad de género. Un tema que preocupa y aporta valor a […]
NacionalDirigentes Digital
| 02 feb 2022
En presencia de grandes personalidades como el Director General de Negocio de CaixaBank, Juan Antonio Alcaraz o la presidenta de ClosinGap, Marieta Jiménez, ha tenido lugar la presentación del informe que abarca un tema tan delicado como de suma importancia en nuestro país: la desigualdad de género. Un tema que preocupa y aporta valor a estas organizaciones que luchan por dar visibilidad a una brecha aún demasiado grande en España y que afecta principalmente a las mujeres.
Centrado especialmente en el mundo rural, donde el problema se intensifica, el informe pretende hacerle frente y servir, además, de índice para que gobiernos y entidades de toda índole sepan del coste de oportunidad que esta discrepancia supone. Se estima que, de haberse erradicado por completo la desigualdad entre hombres y mujeres, tan solo el PIB español podría haber sido un 20% mayor en el año 2019.
Apostar por el equilibrio en la sociedad no es solo cuestión de unos pocos, sin embargo, hacerlo desde las altas esferas es más sencillo y obtiene una mayor repercusión. De ahí que el fin de este informe que recién ha visto la luz sea poner en conocimiento de todos, la brecha existente entre géneros en un entorno de por sí, “hecha” para los hombres y la negativa repercusión que ello conlleva.
Las mujeres sufren una desigualdad laboral real en este medio, acrecentado por las escasas oportunidades que se le presentan o la accesibilidad a servicios públicos que, independiente del género, se viven en las poblaciones rurales. Si a ello sumamos que este es un sector altamente expuesto a una contratación parcial y temporal mayor, especialmente en el caso de las mujeres, en donde además entra en juego la conciliación familiar, muy de lado en empleos relacionados con el campo.
Son valores que ensalzan directamente a la masculinidad en la España rural y, aunque paulatinamente se van incorporando estudios e informes acerca de esta preocupante situación, siguen siendo insuficientes las leyes que los gobiernos incorporan para atajar el tema.
Socialmente el empleo rural está muy enraizado con el género masculino acrecentado por ese rol de trabajos para hombres y mujeres que, a pesar de todo, hoy en día sigue estando muy institucionalizada. Cargos familiares, cargos de responsabilidad, tares domésticas… todas ellas son las causantes de una desigualdad palpable en el mercado laboral y que en la mayoría de las ocasiones pasan desapercibidos.
En España la figura de la mujer en trabajos relacionados con la agricultura o ganadería sigue estando muy por debajo que la de los hombres: por cada mujer trabajando en el campo existe 1,9 hombres. Sin embargo, si atendemos a datos de desempleo femenino es inferior en el mundo rural, o incluso si nos fijamos en la oferta y demanda de empleo, en el que también sale mejor paradas las mujeres rurales.
Esta (lenta) mejoría viene respaldad en parte, por la mejor en la educación de las mujeres, especialmente las más jóvenes en la que se hace especial hincapié en su formación. Hay 0,68 mujeres con una titulación superior en el medio rural entre los 20 y 34 años, frente al 0,57 de hombres. De ahí la importancia de apoyar y ensalzar a la mujer en cargos de poder o liderazgo, para que sirvan de referencia a la sociedad.
A pesar de este significativo avance de la educación en mujeres agrícolas, estas tienden a desempeñar cargos más básicos, y aunque sueles ocupar un porcentaje mayor en cuanto a trabajadoras autónomas, es muy escaso el número que cuenta con asalariados a su cargo. Una tendencia que queda en evidencia que las mujeres sueles hacerse cargo de explotaciones mucho menores frente a los hombres.
Este estudio respaldado por CaixBank y ClosinGap, permiten conocer estos, entre otros muchos, estos factores que acrecientan la brecha de género en el mundo rural, consiguiendo de este modo que la sociedad sea más consciente de la problemática y que las instituciones luchen por su completa extinción.
