La producción económica mundial está sujeta a factores múltiples y diversos. La última actualización de las perspectivas de crecimiento del Fondo Monetario Internacional reduce la producción en cinco décimas para este año, hasta el 4,4%. Las proyecciones para economías concretas también sufren importantes variaciones. En el caso de España, desciende del 6,4% hasta el 5,8% […]
NacionalDirigentes Digital
| 26 ene 2022
La producción económica mundial está sujeta a factores múltiples y diversos. La última actualización de las perspectivas de crecimiento del Fondo Monetario Internacional reduce la producción en cinco décimas para este año, hasta el 4,4%.
Las proyecciones para economías concretas también sufren importantes variaciones. En el caso de España, desciende del 6,4% hasta el 5,8% en 2022, pero el país que lidera las caídas es Estados Unidos, donde se espera que el crecimiento sea del 4%, 1,2 puntos porcentuales menos de lo que se pensaba hace tan solo tres meses.
Estos datos ya han ocupado portadas en la prensa de todo el mundo, pero el FMI llama la atención sobre otro hecho: la dificultad de que las proyecciones lleguen a cumplirse en un contexto tan incierto.
Desde la irrupción de la pandemia, en 2020, no dejan de sucederse hechos que amenazan con hacer inútiles los esfuerzos públicos y privados por sobreponerse a las crisis. Cuando la covid-19 da un respiro aparecen los problemas en la cadena de suministro, después la escasez de microchips, a la que siguen la inflación o, en este momento, la posibilidad de que estalle una guerra.
El FMI califica estos factores como los causantes de una “persistente incertidumbre”, en palabras de la responsable económica Gita Gopinath. “La recuperación mundial continúa pero se enfrenta a múltiples dificultades al comienzo del tercer año de la pandemia”, añade.
Por un lado, el Fondo señala a la “rápida propagación de la variante ómicron”, que ha hecho a muchos países recuperar restricciones. Los trastornos en el suministro “están empujando la inflación al alza”. Mientras, los gobiernos tienen que seguir haciendo frente a estos problemas con unos “niveles históricos de deuda”.
No obstante, el organismo que encabeza Kristalina Georgieva recuerda que no todos los retos son persistentes. En el caso de ómicron, se espera que la escalada de infecciones pierda ímpetu con relativa rapidez, lo que lastrará la actividad del primer trimestre de este año pero dejaría de influir sobre el segundo.
Asimismo, aparecen otras cuestiones que tienen que ver con la gobernanza de las administraciones mundiales. Estados Unidos, por ejemplo, retirará antes de lo previsto los estímulos monetarios para enfrentarse a la inflación, si bien eso puede afectar al crecimiento. A la vez, el programa fiscal conocido como Build Back Better podría no recibir el apoyo suficiente.
En cuanto a la inflación, causada por un desacople de la oferta y la demanda, el FMI entiende que “las elevadas presiones de los precios persistirán”. Sin embargo, este asunto puede ir corrigiéndose a lo largo del año, mientras que los precios “subirán a un ritmo menos intenso” en bienes y servicios concretos como los alimentos y la energía.
En último término, el FMI recuerda que “los pronósticos están sujetos a una pronunciada incertidumbre”. Además, recalca que “la agudización de las tensiones geopolíticas y los disturbios sociales también plantean riesgos para las perspectivas”.
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