Los dirigentes de todas clases, de grandes empresas y pequeñas, privados y públicos, casi se han acostumbrado a gestionar en un entorno de incertidumbre. La invasión de Ucrania por parte de Rusia añade otro cisne negro a los que ya afronta el mundo en esta tercera década del tercer milenio. No está de más recordar […]
InternacionalDirigentes Digital
| 07 mar 2022
Los dirigentes de todas clases, de grandes empresas y pequeñas, privados y públicos, casi se han acostumbrado a gestionar en un entorno de incertidumbre. La invasión de Ucrania por parte de Rusia añade otro cisne negro a los que ya afronta el mundo en esta tercera década del tercer milenio.
No está de más recordar que, antes de todo, una guerra tiene consecuencias humanitarias. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ponía esto por delante al hablar de los efectos de la guerra: “La guerra en Ucrania está provocando una trágica pérdida de vidas y sufrimiento humano”.
Pero, para el resto de países que no están implicados en la guerra, también hay consecuencias. El último análisis del organismo internacional subraya la “incertidumbre extraordinaria” que supone la ocupación, y advierte de que no hay que esperar para afrontar unas consecuencias económicas que “ya son muy graves”.
Como se ha registrado durante estos días, la energía, los alimentos y las materias primas son los primeros productos que han sufrido un encarecimiento. Esto agudiza las presiones inflacionarias que ya sufría el mundo.
No es un asunto menor, ya que se estima que la producción del sector manufacturero podría haber sido un 6% mayor en 2021 si no se hubieran producido problemas como el repunte de los precios derivados de la pandemia o los trastornos en la cadena de suministro.
Ahora, el aumento de precios seguirá incidiendo en alimentos y combustible, que son los mayores gastos para los hogares con menores rentas, dice el FMI. Pero puede ir a peor si el conficto se agrava y se enquista.
Asimismo, la institución que dirige Kristalina Georgieva advierte a Europa y Estados Unidos de que las sanciones que han impuesto al régimen de Vladimir Putin tendrán un efecto bumerán. “Tendrán un impacto en la economía mundial y los mercados financieros, y tendrán efectos de contagio significativos en otros países”, resume el FMI.
En este contexto, la hoja de ruta prevista por los bancos centrales puede sufrir modificaciones. A saber, se esperaba que durante estos próximos meses se produjeran respuestas como subidas de tipos y retiradas de estímulos, pero las circunstancias ahora pueden acelerar o retrasar esas respuestas. Mientras, el organismo recomienda a los gobiernos hacer uso de la política fiscal para ayudar a los hogares vulnerables.
Desde el FMI se da por hecho que la inflación se extenderá, aunque no se detalla si continuará en niveles tan elevados como los registrados en los últimos meses.
En un documento publicado una semana antes del estallido de la guerra, Georgieva advertía también de los problemas de suministro que han provocado subidas de precios. Por ejemplo, en el caso de la paralización de las fábricas de automóviles, se esperaba que los problemas se disiparan a mediados de este año.
Sin embargo, ómicron puso en riesgo esa expectativa, que volvió a poner sobre la mesa restricciones en Europa y China. En resumidas cuentas, se estimaba que las interrupciones en el suministro podrían durar hasta 2023, si bien esa estimación no tiene en cuenta el combate en el este de Europa.
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