En su gira de propaganda, el Gobierno ha arribado esta semana a Santander, donde ha analizado el Futuro del Trabajo con las voces del presidente, Pedro Sánchez, y varios de sus ministros, así como con otros expertos en la materia. La Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia se hace varias preguntas, aunque con un horizonte […]
NacionalDirigentes Digital
| 27 sep 2021
En su gira de propaganda, el Gobierno ha arribado esta semana a Santander, donde ha analizado el Futuro del Trabajo con las voces del presidente, Pedro Sánchez, y varios de sus ministros, así como con otros expertos en la materia. La Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia se hace varias preguntas, aunque con un horizonte temporal lejano: 2050.
Por eso, cabe cuestionar si estos diálogos organizados por el Gobierno servirán para tomar acción sobre los problemas que existen. La primera mesa redonda contó con Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social; Jordi Curell, Director de Movilidad Laboral de la Dirección General de Ocupación, Asuntos Sociales e Inclusión en la Comisión Europea; y Sara de la Rica, Catedrática de Economía en la Universidad del País Vasco y Directora de ISEAK.
¿Puede España tener la tasa de paro de Alemania antes de 2050? Aunque las respuestas han ido por diferentes derroteros, los tres participantes han analizado varios de los problemas del mercado laboral español, en comparación con el alemán y el de otros lugares de Europa. La vicepresidenta cree que el “modelo productivo alemán está centrado en una industria fuerte y robusta”, por lo que a día de hoy no existen similitudes a grandes rasgos.
“Alemania ha entendido muy bien que necesitamos técnicos y técnicas”, comienza Díaz, quien señala que España tiene “multiplicidad de personas formadas con licenciaturas superiores pero carece de profesionales en algunas ramas”. Asimismo, se queja de que “las recetas” que se aplicaron a raíz de la crisis financiera no han hecho sino ahondar los problemas estructurales con los que contaba España.
No obstante, la vicepresidenta segunda espera que si se aplican medidas diferntes se pueden conseguir datos mejores. Lamenta que desde el comienzo de la democracia no se ha optado por cambiar la realidad laboral española, que ha conducido a unas relaciones laborales “débiles”. No obstante, es consciente de que la composición económica del país hace necesarios modelos de trabajo que se adecúen a la demanda, como por ejemplo en el turismo, del cual “nuestro país no puede prescindir”, dice Díaz.
Por su parte, Curell defiende que “la reacción ha sido muy distinta a la de hace 10 años”, lo que ha ayudado a que la economía no esté tan mal como en los peores momentos de la Gran Recesión.
El funcionario europeo cree que hay motivos para el optimismo. Al compás de los cambios “hay segmentos de empleo que se están creando y va a ver empleo que se va a seguir generando”, especifica. En ese sentido, los esfuerzos deben ponerse en la formación y en la adecuación de los trabajadores a las nuevas exigencias del mercado laboral.
En cuanto a los fondos europeos, Curell considera importante que los planes de reforma procedan de los propios estados, aunque hayan seguido las pautas que se marcaron de Bruselas. “La situación de cada país es distinta”, comenta, pero recuerda que estos fondos llegan fruto del acuerdo, por lo que el propósito final es que todos los países se beneficien.
Para Sara de la Rica, la clave está en el tamaño de las empresas. La productividad de las pequeñas empresas es similar en España con respecto a sus homólogas europeas. Por eso, señala que hay que intentar que sean más grandes. La llegada de los fondos europeos “tiene que reindustrializar España”, de modo que puede ayudar a ese propósito: “Viene una transformación muy grande”, resume.
La experta identifica también lo que llama “polaridad en formación”: muchas personas con estudios universitarios y básicos, pero poca cantidad en el rango intermedio. “La formación profesional tiene que ser un vehículo para esta transformación”, aconseja.
Por otro lado, habla de aspectos regulatorios, como es la dualidad laboral o, más bien, la temporalidad. “Mucha gente no se da cuenta del daño que hace a la sociedad”, reflexiona de la Rica, por eso apuesta por “que las personas con contratos temporales tengan los mismos costes que los contratos indefinidos”. Eso evitaría que se utilice para abaratar costes. Para la experta es fundamental este tema porque los contratos temporales no crean empleo neto, según los estudios llevados a cabo por su Universidad.
Por último, reclama un mejor acompañamiento de los desempleados cuando pierden su trabajo. “Hay que proteger a los trabajadores y a las empresas, no a los puestos de trabajo porque van a acabar muriendo”, piensa la catedrática. Tomando como referencia lo que se hace en otros países, de la Rica piensa en que “se lleve de la mano” a las personas que pierden su trabajo, de forma que puedan reorientarse hacia otros sectores.
La pandemia pone a prueba la capacidad del reparto de última milla
Los dirigentes insisten en el reto de humanizar la tecnología