Europa quiere salvar el acuerdo de desnuclearización con Irán a toda costa, o al menos proteger sus intereses económicos y comerciales y los de sus empresas. En juego está casi el 5% de las importaciones de petróleo de los países de la UE y unos intercambios comerciales valorados en 21.000 millones de euros. La Comisión […]
NacionalDirigentes Digital
| 18 may 2018
Europa quiere salvar el acuerdo de desnuclearización con Irán a toda costa, o al menos proteger sus intereses económicos y comerciales y los de sus empresas. En juego está casi el 5% de las importaciones de petróleo de los países de la UE y unos intercambios comerciales valorados en 21.000 millones de euros.
La Comisión Europea ha ejecutado este viernes un mecanismo que cogía polvo desde 1996, el Estatuto de Bloqueo con el que se sorteó el embargo de Cuba, para así evitar que las empresas del continente cumplan con la exigencia del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de frenar cualquier negocio con Irán. Al mismo tiempo, Bruselas protege a sus empresas de las sanciones estadounidenses. Ahora se abre un proceso de dos meses para actualizar ese mecanismo y que esté en marcha la víspera del 6 de agosto, fecha en la que entrará en vigor la segunda ronda de las sanciones estadounidenses, dirigida contra empresas e instituciones.
El Estatuto de Bloqueo exige que las personas europeas, físicas o jurídicas, notifiquen a las autoridades comunitarias cualquier requisito de autoridades extranjeras que vaya contra sus intereses comerciales, de movimiento de capitales o de actividades empresariales con terceros. Los afectados estarían eximidos de respetar esos requerimientos y, además, no se reconocería la jurisdicción de una corte extranjera fuera de la UE. El blindaje se completa con el derecho de cualquier europeo, empresa o ciudadano, a exigir daños por las sanciones de actores extranjeros.
Es decir, empresas como Total, Siemens o Airbus con inversiones y acuerdos de venta en marcha en Irán podrían exigir reparaciones económicas a Estados Unidos si son sancionadas por sus actividades.
En la partida de ajedrez que juegan Estados Unidos y la UE sobre el tablero iraní, Bruselas envía este fin de semana a uno de sus primeros espadas, el Comisario de Energía, Miguel Arias Cañete, de urgencia a Teherán para “continuar fortaleciendo las relaciones energéticas con Irán, más importantes ahora frente al nuevo escenario desafiante anunciado por el Presidente Trump”, según el español. Un movimiento también simbólico porque Cañete está enfrentado a la Administración Trump como uno de los artífices del Acuerdo contra el Cambio Climático de París con el que rompió el presidente norteamericano.
La Comisión también pedirá a los Estados Miembros que exploren la posibilidad de hacer pagos directos al Banco Central de Irán y que, así, sus autoridades reciban los ingresos de las ventas de crudo. Un método para que las empresas europeas esquiven las sanciones que podrían acarrear esos pagos. Sólo en 2017, la francesa Total compró 56 millones de barriles de petróleo iraní por un valor de 2.500 millones de euros. “Las compañías europeas actúan de buena fe, dentro del acuerdo de desnuclearización, y lo que hacemos es ofrecer herramientas para que se puedan proteger ante sanciones extranjeras”, explica una fuente europea.
Protegidas las empresas, activada la diplomacia, el flanco financiero se pone en marcha ya que “en Irán hay una red de Pymes muy activa, aunque es difícil cuantificar el importe de su negocio”, dicen desde el Banco Europeo de Inversión, el BEI. Las de Alemania, Austria, Suecia o Dinamarca lideran el desembarco europeo, más allá de las grandes multinacionales, y a ellas se dirigirá el BEI. Hasta ahora, Irán era un candidato potencial para recibir financiación indirecta del banco europeo pero desde este viernes se convertirá en “país elegible”. Con el presupuesto de la UE como garantía, el BEI ofrecerá préstamos, especialmente a las Pymes que inviertan allí.
Teherán entrará en una rueda multimillonaria, 32.000 millones de euros entregados a empresas y proyectos fuera de la UE desde 2014, cuando los países de la Unión aprobaron este nuevo mandato exterior del BEI. Como reconoce el funcionario comunitario, Bruselas están lanzando “una señal a Irán, queremos proteger la inversión allí”. Y también el pacto de desnuclearización cuya ruptura por parte de Estados Unidos amenaza con hacer saltar por los aires de nuevo a Oriente Medio.