El hidrógeno, entendido como un combustible limpio y versátil, puede ser utilizado en una amplia variedad de aplicaciones. En el transporte, como combustible para vehículos. En la industria, para la producción de químicos y materiales como fertilizantes, plásticos y acero. Y en la energía, para generar electricidad sin emitir dióxido de carbono. En una entrevista […]
NacionalDirigentes Digital
| 22 may 2023
El hidrógeno, entendido como un combustible limpio y versátil, puede ser utilizado en una amplia variedad de aplicaciones. En el transporte, como combustible para vehículos. En la industria, para la producción de químicos y materiales como fertilizantes, plásticos y acero. Y en la energía, para generar electricidad sin emitir dióxido de carbono. En una entrevista con DIRIGENTES, el director de ventas de Bosch Termotecnia, Vicente Gallardo, explica que se trata de un combustible que puede ser producido a partir de fuentes de energía renovables, “lo que le da un gran potencial a la hora de descarbonizar ciertos sectores que son difíciles de electrificar”.
No obstante, también es cierto que presenta una serie de retos técnicos, económicos y regulatorios que deben superarse antes de que se pueda utilizar de manera generalizada. Es decir, “se trata de un gas muy liviano, difícil de transportar y almacenar en grandes cantidades, por lo que requiere la construcción de una nueva infraestructura de almacenamiento y transporte para su utilización”. Además, el experto añade que “la producción de hidrógeno a gran escala a partir de fuentes renovables aún es muy costosa”, un motivo por el que su uso en ciertos sectores y regiones es limitado.
Por su parte, la incorporación del hidrógeno a los sistemas de calefacción permite cumplir el objetivo de descarbonización en los sistemas de combustión. El director de ventas de la compañía declara que, teniendo en cuenta que una inmensa mayoría de las instalaciones de calefacción de uso permanente utilizan la combustión como mecanismo para la producción de energía, “la incorporación del hidrógeno como combustible, permite conseguir sistemas de calefacción de emisiones nulas basadas en la combustión”. El experto subraya, igualmente, que este hecho es particularmente importante en España, donde más del 70% del parque de viviendas instaladas son edificaciones en altura. Y, en ellas, “es particularmente complejo y costoso descarbonizar con sistemas de calefacción basados en el consumo de la energía eléctrica”.
Asimismo, desde la empresa también hacen alusión a las posibilidades que aportan las mezclas de hidrógeno o el uso de algunos gases renovables. En este punto, Gallardo afirma que, si se utilizan mezclas de hidrógeno de hasta el 20% de concentración en gas, es posible contribuir de manera “importante” a la descarbonización “sin tener que cambiar el aparato de calefacción existente ni realizar ningún tipo de modificación en la instalación de distribución de calor”. De este modo, aclara que “la incorporación de mezclas de hidrógeno hasta este porcentaje, o, incluso, la utilización de gases renovables como el biometano, supone la forma más sencilla y económica de descarbonizar en la mayoría de los sistemas de calefacción”.
“En el caso de la calefacción y, teniendo en cuenta que la mayoría de los hogares que existen actualmente se calientan con gas natural, y que esto contribuye significativamente a la generación de emisiones de gases de efecto invernadero, el hidrógeno se está postulando como una alternativa a los combustibles fósiles”, comenta. En este contexto es importante preguntarse si España está preparada para su implementación. Para el profesional de Bosch Termotecnia, la integración del hidrógeno en el sector de la calefacción aún se encuentra en una fase temprana de desarrollo y todavía sigue siendo necesaria la construcción de nuevas infraestructuras de distribución y almacenamiento, así como la adaptación de los sistemas existentes o la reducción del coste de la producción para convertirse en una alternativa real. No obstante, “se espera que la adopción se acelere en los próximos años”. Una prueba de ello son algunas de las iniciativas que ya existen para promover su uso en la calefacción, como el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC) o el proyecto Ley de Cambio Climático y Transición Energética que fomentan el uso de gases renovables.
Por su parte, la Unión Europea ya ha establecido objetivos ambiciosos para la descarbonización de la calefacción que incluye la promoción del uso del hidrógeno y otros combustibles de baja emisión de carbono. Además, para garantizar el avance de las tecnologías del hidrógeno renovable, la estrategia comunitaria establece tres plazos temporales: 2020-2024, 2025- 2030 y 2030-2050.
El director de ventas de Bosch Termotecnia, Vicente Gallardo
En un marco de transición dirigido hacia un sistema energético más sostenible y libre de carbono, el hidrógeno renovable representa una pieza clave para la consecución de una serie de beneficios ambientales, económicos y sociales. Entre ellos, Vicente Gallardo señala cuatro:
una fuente de energía limpia que no emite dióxido de carbono ni otros gases de efecto invernadero cuando se quema. Esto lo convierte en una alternativa a los combustibles fósiles, que son una de las principales causas del cambio climático.
Puede ser producido a partir de fuentes de energía renovable, como la energía solar o eólica, y almacenarse para su uso posterior. Se trata de un detalle importante en la medida en que “la energía renovable a menudo no está disponible cuando se necesita”, por lo que “el hidrógeno puede ser utilizado como un medio de almacenamiento de energía para cubrir los picos de demanda”.
El experto indica que el hidrógeno se puede utilizar en una amplia variedad de aplicaciones, desde vehículos hasta calefacción y generación de energía. Esta cualidad lo convierte en una alternativa “flexible” y “versátil” a los combustibles fósiles que se utilizan principalmente en la generación de energía y el transporte.
La transición hacia el hidrógeno requiere la construcción de infraestructuras para su producción, almacenamiento y distribución, por lo que su puesta en marcha puede representar la creación de puestos de trabajo con su consiguiente impacto positivo en el sector.