Los próximos meses se atisban cruciales para la economía y todos los expertos apuntan a la evolución de la inflación como el principal indicador del devenir económico a corto plazo. El Banco Central Europeo (BCE) ha actualizado sus previsiones sobre el aumento de precios en los próximos años, así como sus cálculos sobre el crecimiento […]
NacionalDirigentes Digital
| 19 dic 2022
Los próximos meses se atisban cruciales para la economía y todos los expertos apuntan a la evolución de la inflación como el principal indicador del devenir económico a corto plazo. El Banco Central Europeo (BCE) ha actualizado sus previsiones sobre el aumento de precios en los próximos años, así como sus cálculos sobre el crecimiento de la economía.
Se prevé que este año la inflación alcance una media del 8,4% en el Viejo Continente, antes de disminuir hasta el 6,3% en 2023. Es más, en los dos años siguientes, este indicador seguirá por encima del 2% que marca el BCE. En 2024, el organismo prevé un aumento de precios del 3,4% y del 2,3% en 2025.
En particular, el organismo europeo augura que los precios de la energía caigan con fuerza a lo largo de 2023, lo que contribuirá significativamente a una reducción progresiva de la tasa de inflación, pasando del 10% que marca a finales de este año en el Viejo Continente, al 3,6% en el último trimestre de 2023.
Analizando el aumento de precios a lo largo de este año a nivel continental, el BCE apunta a los fuertes aumentos en los precios de la energía, los alimentos y los precios de los bienes industriales no energéticos. También persiste todavía el impacto en los precios de las interrupciones de la cadena de suministro y los continuos efectos alcistas en los precios, especialmente en el sector servicios. Para la institución de la UE, sobre todo de los productos energéticos, se ha visto reflejado en los precios de producción, a lo que se ha sumado una demanda que se ha mantenido bastante sólida hasta mediados de 2022.
Las caídas en la supuesta trayectoria de los precios del petróleo, según las expectativas del mercado, también contribuirán levemente a la caída, mientras que las previsiones de los precios de la electricidad y el gas implican inicialmente aumentos más fuertes antes de contribuir también a la bajada de precios. El BCE espera, por un lado, que el componente de combustibles para el transporte haga una contribución negativa a la inflación a partir de mediados de 2023, y por otro, que los precios al consumidor de electricidad y gas continúen haciendo una contribución positiva hasta 2025, a pesar de las recientes fuertes caídas en los precios mayoristas. En relación con los alimentos, se espera que la inflación siga subiendo por la incidencia del precio del petróleo en el de los productos básicos alimentarios, intensificada por los efectos retardados de la depreciación del euro, así como por el aumento generalizado de los salarios.
La situación se espera que empiece a mejorar a partir del verano que viene. Entonces, se prevé que la inflación en los productos alimentarios comience a moderarse a medida que disminuyan las presiones de costos y se normalice el suministro de petróleo en el continente. De hecho, el BCE pronostica que la inflación está alcanzando su punto máximo y empezará a dar signos de moderación en el corto plazo, pese al crecimiento de los salarios.
Pese a esta buena noticia, se prevé que las presiones sobre los precios sean más persistentes en los servicios que en los bienes industriales no energéticos. Los precios del gas y la electricidad tendrán un impacto prolongado en la inflación general debido al retraso en la transmisión de los precios mayoristas en algunos países de la zona del euro, junto con medidas de apoyo fiscal que reducen la inflación a corto plazo y aumentan su persistencia más adelante en el horizonte.
Según apunta el BCE en el informe, el traspaso de los precios al por mayor al por menor se produce relativamente rápido, aunque varía según el país, tardando desde unos pocos meses a más de dos años en otros. Estas diferencias se relacionan con el funcionamiento de los mercados minoristas nacionales y la fijación de precios, además de con la penetración de tarifas reguladas y no reguladas, contratos fijos o flexibles y períodos medios de fijación de precios.
Por último, el informe también analiza el impacto de las medidas fiscales para compensar los altos precios, también juegan un papel importante en las perspectivas de inflación durante el horizonte de proyección. Se estima que han amortiguado la inflación en 1,1 puntos porcentuales (p.p.) en 2022 y deberían volver hacerlo en 0,5 p.p. durante el año que viene. Por otro lado, las medidas en apoyo a la transición verde tienen un impacto menor: tan solo contribuirán con alrededor de 0,1 puntos porcentuales en el horizonte de proyección.