Pese al adelanto electoral, Pedro Sánchez asumirá la Presidencia del Consejo de la Unión Europea a finales de esta semana. Desde julio hasta diciembre, España. En este contexto, DIRIGENTES entrevista a Ramón González Bernal, director en Bruselas de ATREVIA, una agencia de comunicación especializada en la consultoría estratégica. ¿Cuál es la imagen de España en […]
NacionalDirigentes Digital
| 28 jun 2023
Pese al adelanto electoral, Pedro Sánchez asumirá la Presidencia del Consejo de la Unión Europea a finales de esta semana. Desde julio hasta diciembre, España. En este contexto, DIRIGENTES entrevista a Ramón González Bernal, director en Bruselas de ATREVIA, una agencia de comunicación especializada en la consultoría estratégica.
La imagen es razonablemente positiva, creo que hay un papel, desde el punto de vista diplomático, que se ha venido desarrollando muy bien desde hace años. Es verdad que ha habido etapas de mayor o menor liderazgo en las negociaciones en el consejo, dependiendo de los distintos ejecutivos. Otro motivo es que los indicadores económicos, tras el duro golpe para la economía del Covid-19, que no nos muestran a la cola, por ejemplo, en cómo ha afectado la inflación. Hay una percepción positiva en cómo se ha desempeñado España en los últimos tiempos y esto favorece el liderazgo con el que se pueda percibir al país de cara a la presidencia que empieza ahora, independientemente del adelanto electoral.
Yo creo que tiene que ver. Es verdad que ahora hay un debate sobre las reglas fiscales muy relevante, pero el comportamiento desde un punto de vista económico y fiscal repercute en la capacidad de influencia sobre las políticas comunitarias y de participar en las discusiones con verdadero peso. No es lo único que influye, pero la hace de manera relevante.
Hay muchos temas que caen en la presidencia española, aunque no se vayan a cerrar, en el ámbito económico y fiscal. El Estado miembro que tiene una presidencia en el Consejo de la Unión Europea tiene dos funciones: moderar los debates que se tienen en torno a las distintas materias, y otra de liderazgo, que te da capacidad de introducir temas en la agenda regulatoria de la Unión Europea.
Hay que tener en cuenta que España cierra el ciclo legislativo, porque hay elecciones el 9 de junio de 2024 y la siguiente presidencia, la belga, que no tiene el ciclo completo, no va a tener capacidad de cerrar tantos acuerdos.
Desde un punto de vista económico, por una parte, marco financiero plurianual. Ahora se hace una evaluación sobre el funcionamiento del marco. Los próximos seis meses va a estar en discusión y España, con la presidencia, va a tener capacidad de liderar el debate.
Hay otras cuestiones relevantes, que son una oportunidad para que España fije postura, como las ayudas de Estado, donde hay un debate sobre lo flexible que debe ser la Comisión a la hora de permitir que los Estados presten ayudas a determinados sectores. Porque ahora casi el 50% de las ayudas las ha otorgado Alemania, un 20% Francia y un 10% Italia. Es decir, aquellos que tienen más capacidad de financiar o subvencionar determinados sectores.
También está el tema de las reformas fiscales, donde España ha tenido una posición fuerte, firmando una carta junto a Países Bajos, un país que tradicionalmente no ha sido en nuestras cuestiones. Hay una propuesta de la Comisión Europea pasa salirnos o mantener los límites vigentes -3% de déficit y 60% de deuda- desde 1992 y ajustarlos a la realidad de ahora. Está la posición más dura de Alemania, que no quieren sustos y parece que quiere una propuesta de reducción de deuda del 1% anual cuando la Comisión Europea y España defiende que sea una reforma más ajustada a las particularidades de cada Estado miembro.
Otro tema que mencionaría es el de la fiscalidad medioambiental. España quiere abrir el debate a cuestiones relativas al impuesto del plástico o del queroseno o gravar el carbono en frontera. Ahí sabemos que España quiere liderar.
También la propuesta del impuesto de sociedades a nivel comunitario, para que las multinacionales tributen a un mínimo del 30%, que España defiende. En definitiva, todos los temas que marque la agenda europea o que España quiere impulsar.
No es solo el hecho de que España lidere el debate o meta iniciativas en la agenda. Durante los seis meses, se celebran algunas cumbres en España y Bruselas alrededor de la presidencia española del Consejo y también multitud de eventos paralelos que las empresas pueden aprovechar para posicionarse desde un punto de vista institucional y comercial, obteniendo una mayor visibilidad para establecer nuevas relaciones comerciales.
El principal reto de España es la reforma de las reglas fiscales. Ahí se debe empujar. España le conviene la propuesta presentada, muy en línea a la de la Comisión, frente a la postura de Alemania, que defiende algo parecido a lo que había antes. Se ha hablado de sanciones en caso de incumplimientos, ya que Bruselas quiere asegurarse de que se cumplen los objetivos. Independientemente del acuerdo final, España tiene que intentar avanzar la posición común que le beneficie.
También son interesantes las cuestiones relacionadas con el medio ambiente, donde España puede llevar la voz cantante. Creo que ahí la capacidad de influir en las negociaciones, que se ha visto en las distintas reformas o iniciativas de regulación de renovables, es donde España tiene que poner el foco.
Hay otras directivas en materia de IVA, donde hay un paquete di IVA en materia digital que va a dar debate y se va a modificar la Directiva de IVA actual, que pretende establecer un mecanismo de resolución de conflictos. También a España le interesa introducir el acuerdo de cooperación con el Reino Unido por el tema de Gibraltar.
Va a influir dependiendo del tema. Al final, lo que puede suceder con el adelanto electoral es perder el foco de la presidencia, más allá del uso partidista en campaña. Vamos a estar más centrados en cuestiones políticas en clave interna. En septiembre, si se cambia el Ejecutivo, puede haber cuestiones donde haya un cambio en la postura. En temas como las reglas fiscales hay un mayor consenso pero, por ejemplo, España tiene una posición fuerte en una La Directiva de trabajadores de plataformas, muy similar a la Ley Rider, pero con un ámbito de aplicación mucho más amplio. Si cambia el Gobierno, creo que ahí va a haber una postura muy diferente por parte de España o hay menos intención de que se cierre este tema durante el semestre de la presidencia.
Hay que medir hasta qué punto tiene influencia la presidencia rotatoria del Consejo, auqnue es verdad que esta institución tiene más peso que hace unos años en la toma de decisiones. Todo parte de una propuesta de la Comisión y luego legislan, tanto el Parlamento como el Consejo. El alcance es limitado, no significa que España vaya a tener capacidad de imponer una postura o meter todos los temas a debate como quiera. Hay una labor de moderación y de liderar debate.