A la espera de la revisión del Gobierno de los contenidos de la reforma fiscal con las consideraciones y recomendaciones realizadas por los expertos a los que encargó el informe para emprender estos cambios, el Círculo de Empresarios pone sobre la mesa cómo deberían ser, a su juicio, los cambios que se implementen en el […]
NacionalDirigentes Digital
| 24 mar 2022
A la espera de la revisión del Gobierno de los contenidos de la reforma fiscal con las consideraciones y recomendaciones realizadas por los expertos a los que encargó el informe para emprender estos cambios, el Círculo de Empresarios pone sobre la mesa cómo deberían ser, a su juicio, los cambios que se implementen en el sistema tributario español.
Lo primero, indican que es fundamental para crecer y ser competitivos, contar con un sistema tributario que sea simple, transparente y eficiente, que impulse la creación de riqueza y también del empleo. Pero que, a su vez, minimice las distorsiones que generan los impuestos en la economía y se alcance el equilibrio presupuestario.
Desde el Círculo de Empresarios destacan que España ha perdido tres puestos en el Índice de Competitividad de la OCDE hasta ocupar el lugar 30 en el último año, en el que nuestro país solo se coloca en el ranking de los 10 primeros en materia de impuestos sobre el consumo y se pierde, por ejemplo, en el 32 de los 37 miembros de la Organización en Impuesto de Sociedades y ocupa el penúltimo lugar en cuanto al de Patrimonio.
Ante este panorama las propuestas, tras un esfuerzo fiscal superior a la media comunitaria y que no justifica una subida de impuestos, pasan por hacer un profundo estudio del gasto público y potenciar su eficiencia en primer término. Se muestran en contra de la armonización fiscal en España y partidarios entre las europeas para favorecer una competencia sana. A su vez se muestran a favor de que, una reforma fiscal que modernice el sistema tributario lleve consigo la mejora de la eficiencia de las administraciones públicas y su relación con los contribuyentes.
Consideran que elevar el número de contribuyentes, en materia de rentas de trabajo, y ensanchar las bases imponibles son fundamentales antes de elevar los tipos, junto con rebajar las cotizaciones a cargo de la empresa para ganar en competitividad y eliminar barreras de entrada en el mercado laboral.
También son partidarios de suprimir el Impuesto de Patrimonio y mantener el de Sucesiones y Donaciones, siempre eso sí, que se generalicen las elevadas exenciones para las transmisiones directas y no penalizar ni el ahorro ni la inversión.
En cuanto al IVA, abogan por una simplificación de su diseño, reasignando los tipos teniendo en cuenta la estructura productiva y su reflejo en la economía y la sociedad, mientras son partidarios de eliminar las restricciones a la inversión. En materia medioambiental, consideran que debe abandonarse el afán recaudatorio, seguir el principio de “quien contamina paga” y dedicar los ingresos obtenidos para favorecer la transición ecológica en toda su magnitud.
Ante la crisis en el sector energético agravado por la invasión de Rusia sobre Ucrania, el Circulo de Empresarios se muestra a favor de revisar el mercado eléctrico mayorista, para modificar las deficiencias acusadas del sistema y limitar los impuestos que gravan los productos energéticos, ante la subida exponencial de los precios desde la luz hasta los carburantes.
Todo ello, señalan, para evitar que se produzcan un efecto multiplicador en la recaudación vía impuestos en la subida de los costes en origen ante el encarecimiento de la energía. Entre las propuestas, se encuentra la bajada del IVA y de otros impuestos que gravan los carburantes, en los que el Gobierno, dicen, debe plantear una solución ante la insostenibilidad, para la empresa y los particulares, de la situación creada.
En definitiva, consideran que no es momento de subir impuestos porque provocará un efecto contrario al que se persigue. Afirma que aumentará los obstáculos a la creación de empleo y potenciará la economía sumergida. En un contexto de menor crecimiento, elevada inflación e incertidumbre económica impulsada por la guerra.
Economistas: “el Estado sabe que no es el momento de incrementar impuestos”