Uno de los eventos deportivos más importantes arranca en Rusia con una expectación máxima. Los estadios rusos se llenarán con hasta 3 millones de personas que presenciarán los 64 partidos que se disputan desde el 14 hasta de junio hasta el 15 de julio, y que se repartirán entre el Estadio Olímpico Luzhniki en Moscú, el más grande con una capacidad de 80.000 espectadores, y otros once estadios más.

Rusia ha invertido 8.200 millones de euros en sus infraestructuras, una cantidad que revela la magnitud del acontecimiento, como también ocurre con las entradas. Si bien es cierto que pueden encontrarse entradas por 17 euros, como mínimo, en la final esa cantidad se multiplica por 50, con precios máximos de 900 euros. De hecho, la entrada más barata para la final se paga a 96 euros.

Por otra parte, la atención del evento llegará a todos los rincones del mundo. A fecha de abril, cuando se recopiló la última distribución de entradas por parte de la FIFA, los hinchas rusos fueron quienes demandaron en mayor medida las entradas (casi la mitad del total, 800.000). Por detrás de ellos aparecen estadounidenses (80.000), brasileños (65.000), colombianos (60.000), alemanes (55.100), mejicanos (51.000), argentinos (45.000), peruanos (38.544), chinos (36.841), australianos (34.600) e ingleses (30.000).

En cualquier caso, no solo se espera un gran seguimiento en el propio país. Se estima que más de 3.000 millones de personas seguirán el campeonato a través de la televisión o por streaming. El partido inaugural entre Rusia y Arabia Saudí reunirá a 80.000 personas en el Estadio Olímpico de Moscú este miércoles 14, el mismo número de aficionados que podrán presenciar la final el 15 de julio. España se estrenará el día siguiente, el viernes contra Portugal en el Estadio Olímpico de Sochi.