El envejecimiento de la población, lejos de quedarse en un reto demográfico, supondrá uno de los principales condicionantes económicos a los que se enfrenta Occidente. En España, este fenómeno se dará con particular intensidad por la unión de tres factores: la jubilación de la generación del baby boom, el aumento de la esperanza de vida […]
NacionalDirigentes Digital
| 04 sep 2023
El envejecimiento de la población, lejos de quedarse en un reto demográfico, supondrá uno de los principales condicionantes económicos a los que se enfrenta Occidente. En España, este fenómeno se dará con particular intensidad por la unión de tres factores: la jubilación de la generación del baby boom, el aumento de la esperanza de vida y el descenso continuado de la natalidad.
Según un informe publicado por el Banco de España la semana pasada, estos factores ya han provocado una bajada de la tasa de actividad en España que la llega de inmigrantes no ha conseguido contrarrestar. En concreto, el ratio de población en edad de trabajar habría descendido 3,4 puntos porcentuales (pp) en la última década, siendo la bajada más pronunciada en el litoral cantábrico, según el mismo estudio. En concreto, las tres Comunidades Autónomas que mayores descensos han experimentado son Cantabria, Asturias y País Vasco.
Asimismo, se especifica que este fenómeno apunta a ser permanente y no coyuntural: para 2045, la tasa de dependencia -proporción existente entre la población dependiente y la activa- superaría el 50%. Esto se debe a que el envejecimiento se intensificará en las próximas dos décadas a un ritmo más elevado que la media de la Unión Europea.
Pese a las proyecciones negativas, estas serían incluso peores de no ser por las previsiones migratorias. Según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), hasta 2030 la tasa de actividad descenderá 2,8 pp, pero si descontamos el saldo migratorio proyectado, la caída sería de 4,4 pp en el mismo periodo. Pese a la contribución positiva de la inmigración, el fuerte envejecimiento lastra el porcentaje de población en edad de trabajar. En lo que queda de década, según el INE, el aumento de la población mayor de 15 años será de 3,4 millones. De estas, casi dos millones tendrá más de 65 años. Es decir, alrededor de un 60% del aumento poblacional en España se producirá en la tercera edad.
El fenómeno migratorio no solo ayudará a mantener la tasa de actividad de cara a futuro, sino que ya se ha notado su efecto desde 2012. En los últimos diez años, el número de personas extranjeras mayores de 16 años ha aumentado en España en más de un millón de personas. Teniendo en cuenta que, además, se trata de un colectivo más joven que la media española, por lo que ha contribuido decisivamente a la mejora del ratio trabajadores/dependientes, contrarrestando así el envejecimiento de la población nacional. Si solo se considera a la población nacional, la tasa de actividad habría descendido en 4,2 pp. Es decir, la inmigración ha mitigado el descenso en 0,8 pp en los últimos diez años.
Asimismo, el estudio advierte del alto grado especulativo en los cálculos a futuro de los flujos migratorios, altamente dependientes de acontecimientos geopolíticos, climáticos y económicos externos. De hecho, según la fuente consultada, los flujos de entrada neta anuales varían sustancialmente: el INE proyecta la entrada de 446.000 personas al año hasta 2030; Eurostat, 335.000; y la AIReF, 277.000.