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Ni España, ni Alemania. Francia es la víctima energética de este invierno

Antonio Turiel es un conocido divulgador científico en relación con la actual crisis energética. En la semana en la que España se sitúa como uno de los primeros países de la UE en lanzar su plan de ahorro energético, el físico del CSIC de Barcelona advierte sobre el próximo invierno y de la única apuesta […]

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Dirigentes Digital

11 ago 2022

Antonio Turiel es un conocido divulgador científico en relación con la actual crisis energética. En la semana en la que España se sitúa como uno de los primeros países de la UE en lanzar su plan de ahorro energético, el físico del CSIC de Barcelona advierte sobre el próximo invierno y de la única apuesta por los renovables.

DIRIGENTES. Usted siempre ha previsto el colapso que estamos viviendo ahora. Todos piensan que es por la guerra de Ucrania, ¿pero es cierto?

Antonio Turiel. Dos aclaraciones antes de empezar: Primero, yo nunca he previsto un colapso, pero sí una situación muy difícil que, mal gestionada, podría llevarnos a colapsar, quizá parcialmente. La segunda aclaración: no estamos viviendo un colapso. Un colapso es algo tremendo, mucho más profundo. Colapso es lo que se está viviendo en Sri Lanka, en Líbano o en Yemen, y que puede acabar pasando en Paquistán. Lo que vivimos ahora es un periodo de dificultades en el suministro de materias primas y energía que origina graves problemas económicos. Es cierto, pero no estamos viendo en Occidente revueltas, muertos y hambre.

Ya a finales del año pasado el gas natural se había encarecido, así como la electricidad y los combustibles derivados del petróleo. El problema de fondo, que persistirá aun cuando acabe la guerra, es que estamos llegando al límite de los combustibles fósiles. Cada año se producirá un poco menos que el año precedente, aunque si gestionamos correctamente esta crisis, el ritmo de caída debería ser relativamente lento y alargarse durante años, décadas incluso. Ese es el problema de fondo que tenemos, que comenzó antes de la guerra y seguirá después de ella y de todas las otras guerras que vendrán.

D. Alemania está por primera vez, después de la caída del muro, en una situación económica muy complicada. ¿Era un error construir Nord Stream 1 y 2?

A.T. Era una apuesta. Alemania apostó inicialmente por convertir a Rusia en su principal proveedor de materias primas baratas, y eso no es solo el gas natural: el conjunto de Europa depende, o al menos dependía antes de la guerra, del gas, del petróleo, del carbón, del uranio enriquecido, del mineral de hierro y de otros muchos metales que venían de Rusia a buen precio. Comerciar con Rusia de una manera tan fuerte tenía sentido si desde Europa nos veíamos capaces de controlar mediante la diplomacia cualquier movimiento inadecuado que pudieran tener la tentación de hacer desde el Kremlin.

D. España parece ser el ganador de esta crisis energética. ¿Es cierto?

A.T. España está, de momento, en una mejor situación energética. Se tiene que decir que España dispone de tanta capacidad de regasificación fruto de una burbuja constructora, posterior al estallido de la crisis inmobiliaria del 2008. Algunas empresas constructoras salvaron el mal momento dedicándose a construir plantas de regasificación para Enegás, empresa pública, así que en cierto modo fue un rescate público de actividad de estas empresas, porque esas plantas de regasificación se consideraban una infraestructura prácticamente inútil, y más teniendo en cuenta el innecesario número de plantas que se construyeron (seis en toda España). Pero llegó la crisis actual y España quedó sorprendentemente bien situada para recibir ese gas.

España ha mantenido prácticamente todas las refinerías en su territorio, mientras que en Europa han cerrado muchas o no se ha invertido en ellas en años, y eso hace que España importe petróleo crudo y produzca los combustibles que necesita e incluso exporte cierta cantidad de gasolina y de diésel. Además, España tiene una gran diversidad de proveedores y, de nuevo, Rusia es uno muy pequeño para España. España está bien de momento, pero yo no confiaría tanto en su posición dentro de dos o tres años.

D. ¿Qué papel juega el Magreb en la actual situación y qué Argelia?

A.T. El Magreb, en su conjunto, es una región potencialmente explosiva. Muy poblada, con muchos conflictos mal. La crisis alimentaria global va a desestabilizar todo el norte de África, con consecuencias imprevisibles. Por su parte, Argelia es un país estratégico. Sigue siendo un gran proveedor de gas para España e Italia, y en menor medida para Francia. Pero su producción de gas natural lleva casi dos décadas prácticamente estancada, mientras que el consumo nacional se ha disparado y eso ha hecho que de 2020 a 2021 las exportaciones de gas de Argelia hayan caído de 57.000 a 39.000 millones de metros cúbicos al año, un 30% menos. Por desgracia para Argelia, los ojos y las esperanzas de Europa están puestos en este país, a pesar de que exporta muchísimo menos que Rusia, y eso va a añadir más presión sobre el país norteafricano.

Imagen de Antonio Turiel. Científico y divulgador físico del CSIC

D. ¿Nos puede salvar el Midcat?

A.T. Si por "salvar" quiere decir "sustituir el consumo actual de gas de Rusia en Europa" la respuesta es simple: no. Recordemos qué aunque se apruebe la construcción del Midcat no estará acabado hasta dentro de unos 5 años más o menos. Para entonces, el mayor problema será de dónde sacar el gas.

D. ¿Como son los pronósticos para este invierno?

A.T. Para el conjunto de Europa, muy desfavorables. Yo me imagino que hacia finales de octubre, más o menos, cuando podamos tener una estimación más precisa de cómo estamos para abordar el invierno, se tomarán más medidas restrictivas, bastante más allá del 15% anunciado. Estas medidas podrían incluir apagones rotatorios, o rolling blackouts, de la red eléctrica, tal y como se están estudiando ya en el caso de Suiza. Además, podría llevar al cierre temporal de ciertas industrias, como las químicas, y limitaciones al uso doméstico del gas (calefacción). Todas esas medidas son potencialmente de aplicación para Alemania.

De todos modos, a pesar de que la afectación para Alemania puede ser importante, el país que va a salir más afectado por la crisis energética que viene es Francia. Con más de la mitad de sus centrales nucleares paradas por tiempo indefinido por revisiones técnicas, Francia está dependiendo críticamente de la electricidad y el gas que le está enviando Alemania (y en mucha menor cantidad España). En cuanto Alemania empiece a tener problemas, ese flujo se restringirá y con sus pequeñas interconexiones tanto gasísticas como eléctricas España no puede tirar de Francia. Francia va a tener que tomar medidas durísimas para pasar este invierno.

D. Parece que todo lo que está pasando es favorable para por fin cambiar el sistema económico y así conseguir una reducción de las emisiones, ¿o solamente es una percepción?

A.T. Yo no lo veo. Yo lo que veo es que Europa va a aumentar su consumo de carbón en un desesperado intento de apuntalar el modelo actual, y en modo alguno, se está hablando de la imperiosa necesidad de decrecer nuestro consumo, energético, de materiales, de todo. Tenemos un cambio climático desbocado y que cada vez va más deprisa. Y tenemos una escasez imperiosa de combustibles fósiles, cuya producción ya nunca va a crecer más. ¿Ha oído a algún representante político reconocer estos hechos simples? No. Aún no estamos maduros. Aún no. Hace falta hacer más pedagogía y explicárselo a la gente de la calle. La gente tiene que entender que debemos hacer este cambio si queremos sobrevivir.

D. ¿Qué hay que hacer ahora con la transición energética?

A.T. Se está hablando ahora de fomentar aún más la energía renovable. Me da la risa cuando lo oigo. ¿No se han enterado de que, por culpa del encarecimiento de las materias primas, construir aerogeneradores es cada vez más ruinoso? Y es que los únicos sistemas renovables de los que hablamos (a los que yo denomino "Renovable Eléctrica Industrial", REI) dependen de los combustibles fósiles, así como de muchos materiales que son escasos en el planeta. El modelo REI no funciona: no es económica ni energética ni materialmente viable.

Habría que comenzar a hablar de otro modelo de transición. No solamente uno en el que nuestro consumo decreciera, sino además uno en el que la energía renovable se aprovechase no solo de manera eléctrica. ¿Ha oído Vd. hablar de los sistemas no eléctricos de energía renovable? Se habla muy poco, pero eran los sistemas dominantes a principios del siglo XX. Son esos diseños que tenemos que recuperar y poner al día con la tecnología actual.

D. ¿Sigue el hidrógeno verde en auge y el coche eléctrico o es mejor la energía solar y el coche del hidrogeno?

A.T. El coche eléctrico es una quimera. Requiere muchísimos materiales que son limitados en el planeta, y todos ellos dependen de los combustibles fósiles para su extracción. Hay hoy en día 1.400 millones de coches en el planeta. Nunca habrá 1.400 millones de coches eléctricos: no hay suficientes materiales para ello, como muestra la profesora Alicia Valero, jefa del grupo de Ecología Industrial de la Universidad de Zaragoza. Nunca habrá un coche de hidrógeno verde.

La tecnología del hidrógeno verde aplicada al transporte requiere tantos o más materiales que el coche eléctrico, y a eso se le tiene que añadir las enormes pérdidas de la transformación desde la electricidad verde hasta el hidrógeno verde usado en el transporte. No hay futuro para este modelo de vehículo a escala masiva. Es tan simple como eso. Aceptémoslo. Se tendrá que compartir o alquilar, y solo los muy ricos tendrán coche en propiedad.

D. ¿Toda esta situación tan complicada a nivel energético influye en que volvemos a una economía más local?

A.T. A la larga es inevitable. Con los crecientes costes de transporte y de extracción de materias primas, será imposible importar desde muy lejos. Empezará a ser competitivo y más económico hacer las cosas localmente. Llegará un momento en que será la única manera.

D. ¿Es el fin de la globalización?

A.T. Sí, sin duda. Aunque el fin de la globalización será un proceso que durará años, no será instantáneo. Si el petróleo barato y abundante favoreció la globalización, el petróleo escaso y caro nos llevará a la relocalización.

D. ¿Cree que todo es una conspiración para llevar a cabo el "gran reset"?

A.T. No, que va. Yo creo más en aquella máxima que dice: "Cuando dudes si alguna cosa terrible es fruto de una gran inteligencia o una gran estupidez, la segunda es la apuesta segura".

No hay nadie al volante. Nuestros políticos y los líderes económicos no tienen la formación adecuada para comprender la complejidad del momento, y se niegan a creer a los técnicos que les avisamos de lo que pasa: simplemente, lo que les decimos contradice su sistema de creencias y, por tanto, no es aceptable.

D. ¿Qué soluciones propone a nivel individual? ¿Cómo debemos actuar ahora?

A.T. A nivel individual, lo más importante es disminuir la exposición a los altos precios y a la inseguridad laboral, con salarios decrecientes y paro en aumento que vendrán con la depresión económica en la que sin duda vamos a caer. No tomar deudas o cancelar/reducir las que se tienen, optar por empleos más seguros frente a empleos mejor pagados en este momento, estar dispuesto a reorientar la propia carrera si uno cae en el desempleo, mejorar el aislamiento del hogar, consumir productos de proximidad, entrar en una cooperativa de consumo, cultivar tus propios alimentos cuando sea posible… son todo medidas que pueden ayudarte.

Para mí, sin embargo, las acciones más importantes son las que se pueden hacer a nivel colectivo, y eso implica hacer pedagogía para que la política nacional empiece a integrar estas demandas de la ciudadanía, y por tanto lo primero es que la ciudadanía realmente demande estas cosas.

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