Con más coincidencias que discrepancias, los exministros Cristóbal Montoro y Jordi Sevilla abordaron los desafíos que enfrentan los estados para financiarse. El Consejo General de Economistas organizó un encuentro en el que el exministro popular de Hacienda (2000-2004 y 2011-2018) y el exministro socialista de Administraciones Públicas (2004-2007) analizaron los inconvenientes que trajo la globalización. […]
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| 07 jul 2021
Con más coincidencias que discrepancias, los exministros Cristóbal Montoro y Jordi Sevilla abordaron los desafíos que enfrentan los estados para financiarse. El Consejo General de Economistas organizó un encuentro en el que el exministro popular de Hacienda (2000-2004 y 2011-2018) y el exministro socialista de Administraciones Públicas (2004-2007) analizaron los inconvenientes que trajo la globalización.
“Hemos mantenido una visión demasiado optimista de la globalización”, afirma Sevilla, quien cree que en la práctica se ha favorecido la elusión de impuestos. En su opinión, las grandes multinacionales han utilizado su enorme tamaño para tomar ventaja a la hora de contribuir a las arcas públicas.
Montoro coincide en que “es un avance de concepto”, en el sentido de que se ha tomado conciencia de que si una empresa paga impuestos en el lugar que más le favorece, eso perjudica a todos los países. El exministro de Hacienda ve con buenos ojos que las empresas ejerzan los gastos donde operan, si bien el acuerdo reciente en el seno de la OCDE deja diferentes interrogantes sobre lo que se va a gravar.
“Convivimos con países que no son transparentes”, señala Montoro. Por eso, el hecho de que una gran mayoría de estados se hayan puesto de acuerdo en establecer un impuesto de sociedades similar conseguirá que haya una “competencia fiscal mucho más leal, no se trata solo de establecer mínimos”.
Jordi Sevilla también se alegra de que el acuerdo haya salido adelante, si bien España tiene desventajas con respecto a los países de su entorno. Para el exministro socialista y expresidente de Red Eléctrica sería deseable saber por qué con un “sistema fiscal similar la recaudación es menor”. “En España no se acaba de cumplir la Constitución en el sentido de que tiene que contribuir más el que más tiene”, añade Sevilla. Su explicación es que “los ricos no pagan IRPF” o bien “pagan menos de lo que deberían”.
¿Tiene lugar la tributación sobre la riqueza? “Sin duda”, responde Montoro. No obstante, diferencia que “no es el principal objeto de gravamen, es un objeto complementario”. Eso significa que la renta y el consumo representan la mayor parte de la recaudación, lo que no impide que también quepa una tributación sobre la riqueza. De todos modos, Montoro opina que las grandes riquezas en el mundo están basadas en la valoración bursátil de sus empresas, es decir, los ricos son propietarios de esas grandes empresas.
A continuación, Sevilla replica que “se va a ir reduciendo el peso de la recaudación sobre la renta y aumentará sobre la riqueza”. Su argumento es que la desigualdad, una de las variables sobre las que incide la tributación, tiene cada vez más que ver con la riqueza y no con la renta. En última instancia, la motivación de los impuestos es “condicionar la actividad humana y penalizar actividades que perjudican al conjunto”, como puede ser la propia desigualdad. “El incumplidor no engaña a Hacienda, engaña a la sociedad”, apunta Montoro.
En lo que también se mostraron de acuerdo es en influir sobre la contaminación a través de un concepto “básico” según lo entiende Montoro: “Quien contamina paga”. Desde que se introdujeron impuestos de ese tipo, se ha avanzado hasta el punto de regular y gravar los elementos contaminantes, como pueden ser los vehículos o las propias fuentes de energía.
Por último, se refirieron a una de las polémicas políticas más destacadas de las últimas semanas y meses: la competencia fiscal entre autonomías. Para Sevilla, se trata de un sistema “bastante armonizado”, lo que quiere decir que la mayoría de impuestos son idénticas en todas las regiones. Mientras, para Montoro “es deseable e irreversible que haya competencia fiscal entre autonomías”, lo que acaba siendo un motivo más para que el ciudadano elija entre las distintas alternativas políticas.