Hasta 400 euros megavatio hora y 27 récord en 2021. Los precios de la luz en el mercado mayorista reventaron con máximos históricos en España poco antes de Navidad, el 23 de diciembre. Con media récord de 383,67 euros MWh, en algunos tramos horarios llegó a superar los 409 euros. Incluso marcando, entre el máximo […]
EnergíaDirigentes Digital
| 28 dic 2021
Hasta 400 euros megavatio hora y 27 récord en 2021. Los precios de la luz en el mercado mayorista reventaron con máximos históricos en España poco antes de Navidad, el 23 de diciembre. Con media récord de 383,67 euros MWh, en algunos tramos horarios llegó a superar los 409 euros. Incluso marcando, entre el máximo y el mínimo del día 100 euros de diferencia en solo una jornada.
La luz se ha convertido en 2021 en el auténtico caballo de batalla, junto con la inflación, en medio además de una crisis pandémica, de las facturas a pagar todos los meses. Nunca habíamos seguido el precio diario, e incluso en cada hora, del coste de la energía eléctrica para saber cuándo podemos poner la lavadora o planchar, entre las cosas del día a día de los hogares españoles.
Solo comparable a cuando en plena crisis financiera todos los días se nos indicaba cómo estaba la prima de riesgo o los resultados de la subasta del Tesoro. Con una salvedad. En esos casos hablábamos en términos macroeconómicos, cuánto más nos iba a costar financiarnos en los mercados como país y ahora de lo que hablamos es de lo que nos costará cada mes en nuestros bolsillos algo tan cotidiano como encender la luz en nuestra casa o negocio.
Un servicio básico, que, no olvidemos, tiene costes poco menos que de lujo. Empezando por los impuestos, con un IVA del 21%, que solo se ha reducido, con condiciones y temporalmente por la situación, hasta el 10%. Algo que sigue aliviando la factura y lo seguirá haciendo, con la prórroga del Gobierno hasta el mes de abril. Aunque lo que no pagamos por impuestos sí lo hacemos en consumo, el grueso de la factura, cada vez más caro.
Y lo seguirá estando. La confirmación llegaba esta semana de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que refrenda los peores temores, a pesar del respiro de esta semana en los precios: los costes energéticos seguirán encareciendo el precio en origen. El modelo actual de establecimiento de precios es tan rocambolesco como la factura y todos sus pormenores.
De hecho, con la idea de que no existe consenso para cambiarlo, el denominado Precio Voluntario para el pequeño Consumidor, el PVPC vigente en nuestro país para casi 10,5 millones de consumidores, los que tienen un contrato de libre mercado con acuerdos con las eléctricas, no se va a modificar. Y aquellos que optan por las ofertas de las eléctricas ven como se encarece el recibo con más lentitud, pero ocurrirá lo mismo cuando lleguen las bajadas de precio, que se trasladarán con menor rapidez a la factura.
Esta situación viene a cuenta de la deriva de la pandemia en este 2021, que ha encarecido el coste de las materias primas. El gas está desatado en los mercados internacionales por la situación: sobre demanda con una oferta determinada que sube los precios. Avances exponenciales, de hasta el 23% en un solo día la semana pasada, que se traslada al coste de la luz. En nuestro país se utilizan centrales de ciclo combinado que utilizan el gas para transformarlo en electricidad, una de las fuentes de las que se obtiene. Como es la última de estas fuentes la que marca precio, y este está desorbitado, da igual que las renovables, nucleares o hidráulicas marquen un coste más bajo: gana el gas a la hora de imponer los precios.
La factura seguirá “intervenida” por el gobierno con IVA más bajo para amortiguar el golpe hasta abril, e incluso, a la espera de nuevos encarecimientos, prepara más medidas en función de cómo evolucionen los precios y adecuarlos a un recibo sin grandes subidas en 2022. También la Comisión Europea prepara compras conjuntas de gas para abaratar la factura, que además es muy elevada en el resto de los socios comunitarios, pero descarta intervenir en el precio de la electricidad para evitar que se puedan producir apagones.
Todo ello sin contar las derivadas de este aumento del precio de la luz en las empresas, ya que los productos y servicios se encarecerán al trasladar los costes a los usuarios: más caro de producir con mayor precio en el mercado. En mayor medida las electrointensivas que han comenzado a renegociar tarifas con las eléctricas.
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