El cambio climático ha tardado una década en estar en la agenda de Davos

Hace tan sólo diez años el medio ambiente no se encontraba entre los principales riesgos discutidos en el Foro Económico Mundial de Davos (WEF, por sus siglas en inglés). En cambio, este año es la temática central. Esto tiene importantes implicaciones para los inversores.

Los temas de ESG (medio ambiente, social, gobernanza) han sido el centro de atención en la agenda de Davos, algo comprensible si vemos su lista de los cinco mayores riesgos globales de este 2020, en la que los peligros ambientales ocupan los cinco principales riesgos mundiales en términos de probabilidad.

Estos riesgos son valorados por el WEF a través de una encuesta a alrededor de 800 empresas, gobiernos, sociedad civil y líderes de pensamiento. Pero ¿qué significan estos riesgos para los inversores? Es interesante seguir la evolución de los cinco riesgos principales desde 2007. Tal vez no sorprenda que varios riesgos económicos se encontraran entre las principales preocupaciones en 2008-2010, es decir, durante la crisis financiera mundial. Los riesgos económicos derivados de los desequilibrios fiscales y la disparidad de ingresos adquirieron importancia en 2012-2013, en plena crisis de deuda soberana de la eurozona, que se caracterizó por un alto nivel de desempleo. Y, de nuevo desde una perspectiva europea, la migración involuntaria fue uno de los riesgos clave de 2016 y 2017 al empeorar el conflicto en Siria.

Cambio desde 2016

Aunque los riesgos ambientales han sido una preocupación para muchas personas desde hace mucho tiempo, tan sólo a partir de 2016 el medio ambiente ha pasado definitivamente a ocupar un lugar más importante en la agenda política y de políticas. Esto no significa que los demás riesgos hayan desaparecido; los responsables políticos, las empresas y los inversores seguirán lidiando con ellos durante los próximos años. Sin embargo, sí demuestra que la importancia del medio ambiente para la sociedad y la economía mundial ha pasado a primer plano.

Como inversores en empresas sostenibles, parte de nuestro papel es evaluar la forma en que las compañías tratan a todos sus grupos de interés, uno de los cuales es el medio ambiente. Una empresa que daña el medio ambiente puede sufrir daños en su reputación, perder clientes y cuota de mercado, atraer multas u otras sanciones reglamentarias, y podría tener dificultades para contratar y retener fuerza de trabajo motivada.

Todos estos son factores que cuestan dinero y que, en última instancia, serían perjudiciales para los accionistas. Por lo tanto, nos comprometemos con las empresas para asegurarnos de que sus planes consideren su impacto en el medio ambiente. A la hora de invertir ya no se trata sólo de vigilar los beneficios, ahora también se tiene en cuenta cómo se obtienen esos beneficios»  

Creemos que el año 2020 y los años venideros traerán una nueva normalidad. Con la alteración del clima se desencadenará una reestructuración a gran escala de las sociedades, de las economías y de los modelos de negocios. Casi 200 países se comprometieron a limitar el aumento de la temperatura media de la superficie del planeta a menos de 2 grados centígrados como parte del Acuerdo de París de 2015. Sin embargo, las temperaturas ya han aumentado en 1ºC y los niveles atmosféricos actuales de gases de efecto invernadero implican aproximadamente 0,5ºC adicionales en los próximos años. El tiempo se está acabando.

A medida que las tecnologías se vuelven más rentables, la lucha contra el cambio climático se está convirtiendo en una ventaja para las empresas pioneras en la toma de medidas. Las naciones empiezan a crear los entornos normativos y la infraestructura necesarios para que las industrias del futuro prosperen, afianzando el crecimiento en un mundo con bajas emisiones de carbono. Estas industrias van más allá de la generación de energía renovable, e incluyen (pero no se limitan a) la agricultura y los recursos ambientales, el transporte sostenible, el almacenamiento y la distribución de energía, las tecnologías de construcción ecológica y la descarbonización de sectores como el del acero, el cemento y el aluminio.

Creemos que estas tendencias plantean inmensas oportunidades para las compañías que proveen los productos y servicios necesarios en la transición del mundo a una economía baja en carbono. Por ello, los factores medioambientales son cada vez más importantes para los inversores. Como puso de manifiesto nuestro último Estudio Global de Inversión, el 24% de los inversores encuestados consideraba que el cambio climático está teniendo, o tendrá, un impacto significativo en sus inversiones, y otro 39% esperaba que tuviera algún impacto en el futuro. Además, la disrupción del medio ambiente es una de las cuatro principales influencias perturbadoras que identificamos el año pasado en nuestras “verdades de inversión ineludibles” para la próxima década. Los líderes mundiales se han comprometido a mantener los aumentos de temperatura a largo plazo por debajo de los dos grados, pero los esfuerzos actuales no alcanzan esa meta. Las señales de la encuesta sobre riesgos mundiales del WEF son alentadoras, ya que muestran que la gente está tomando conciencia de los riesgos, pero todavía queda mucho camino por recorrer en términos de acción.

2020-01-23 20:03:04

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