La tecnología es una herramienta fundamental para la inteligencia de negocio, pero no debemos perder el foco: ha de simplificar y acompañar en la evolución empresarial. La información es uno de los pocos bienes que rompe con la ley de la escasez. Es un valor que cotiza al alza y, a dife rencia de otras commodities, cuanta más hay, más valor aporta. El reto está en enfrentarnos a la superabundancia de datos y saber cómo discernir entre lo importante y lo accesorio. Los que asumimos la responsabilidad de dirigir una empresa sabemos muy bien lo que es manejar muchísima información para tomar decisiones estratégicas. Los datos que nos rodean son infinitos, y nunca como ahora hemos sido capaces de recopilar tanta información. Herramientas de programación y monitorización, aplicaciones de seguimiento de ventas, producción, distribución… Sin embargo, el dato es sólo un instrumento de trabajo. Lo verdaderamente importante es pasar de la información a la decisión. En ese proceso radica el valor del Business Intelligence (BI), Inteligencia de Negocio. Para un liderazgo efectivo, la información únicamente ha de ser una fuente de inspiración, y nunca el foco del debate. La verdadera inteligencia de negocio se alcanza considerando toda la información disponible, con un simple vistazo.
Dirigir una organización pasa por proporcionar herramientas eficaces y útiles para el negocio. Este es el verdadero valor de la tecnología: hacer sencillo lo complejo. Simplificar la interpretación de los datos es el objetivo de las herramientas de BI.
Nadie duda de la importancia de la tecnología para las empresas, pero esta debe ser sencilla, ágil e intuitiva. Que facilite el trabajo a nuestro equipo, fomente la colaboración y ayude en la toma de decisiones, y nunca lo contrario. En el ámbito del BI, la vía para conseguirlo es el llamado Visual Analytics, una nueva tendencia que parece imparable. Herramientas que convierten toda la información que manejamos en una fotografía interactiva. El paisaje de los datos.
¿Cuántos datos hay detrás de una fotografía?
Hagamos el ejercicio contrario. Tomemos una fotografía, por ejemplo, de un paisaje, e intentemos traducirla a una tabla de datos. Escribiríamos cuántos árboles podemos ver, qué altura tienen, a qué especies pertenecen, la altitud de las montañas, el tono del cielo, la densidad de las nubes… Y así hasta cuantos datos se nos ocurran. Ahora enviamos esa tabla a un compañero para que la analice. Si hemos introducido muchos datos, será complicado que tenga presentes todas las variables para hacerse una idea exacta del contenido del paisaje. Si, por el contrario, hemos sido muy escuetos, tendrá una idea más general pero menos precisa.
Las nuevas herramientas de BI pretenden dar respuesta a esta necesidad de abarcar los datos de manera visual. Ese es el camino que llevamos tiempo emprendiendo en Qlik con nuestra tecnología, el de construir un paisaje para la toma de decisiones. Gráficos interactivos que permiten descubrir patrones y tendencias, facilitando el análisis y la transmisión de la información mediante resúmenes visuales.
El modelo de las apps de juegos para dispositivos móviles: evolucionar con el usuario
La realidad es cambiante y compleja. Los datos están en permanente cambio y actualización. Al trabajar la toma de decisiones es importante asumir esta realidad y entender cuanto antes que la única certeza es el cambio. Para lidiar con esta situación es importante estar preparado para gestionar el cambio y dotarse de herramientas flexibles. En los tiempos que corren, las empresas con más posibilidades de continuidad son las más flexibles, del mismo modo que la tecnología que utilizan tiene que ser adaptable al dispositivo y la pantalla. Las organizaciones demandamos herramientas intuitivas, que evolucionan, pero que no nos obligan a reaprenderlas.
Puede leer esta tribuna completa en la revista Dirigentes del mes de septiembre.
José María Alonso, director general de Qliktech Ibérica
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