Más allá de la tensión, o mejor dicho de las expectativas, que despierta el encuentro de la autoridad monetaria de Estados Unidos, pesan en negativo sobre el ánimo inversor unos malos resultados de varias compañías industriales tanto del Viejo Continente como del gigante asiático, a los que se suma un nuevo hundimiento del crudo y las materias primas.
Sin embargo, el centro de todas las miradas está la Reserva Federal (Fed). "Con menos volumen del habitual, los inversores parecen estar esperando a la sesión del miércoles, en la que escucharemos el mensaje de Janet Yellen tras la reunión de tipos", destaca Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank.
No se esperan cambios en el precio del dinero: los traders consultados por Bloomberg otorgan una probabilidad del 4% a un aumento este mes de octubre, aunque el porcentaje sube al 35% de cara a diciembre. La inestabilidad de los mercados financieros ciertamente se ha reducido un poco, pero aún así la incertidumbre se mantiene latente ante la debilidad de los emergentes, mientras los datos domésticos arrojan, cuanto menos, una moderación de la economía estadounidense.
Por otra parte, no podemos olvidar que buena parte de la caída del "nerviosismo" se asienta precisamente sobre la idea de que la Fed no va a mover ficha en el corto plazo, al tiempo que el resto de bancos centrales lanzan nuevas medidas de estímulo. En concreto, en el caso del Banco Central Europeo (BCE), el consenso de Reuters apunta a una extensión o incremento de su programa de compras de deuda (QE) en diciembre, así como a una rebaja del tipo de depósito pero para más adelante.
De momento, bajo este plan la autoridad monetaria de la Zona Euro adquiría la semana pasada 12.250 millones de euros en bonos, por lo que el importe total supera ya los 383.000 millones.
En este contexto, el euro cede ligeramente aún en la zona de los 1,10 dólares, con un rango técnico a vigilar según los expertos de Citi entre los 1,067 y los 1,22.
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