Los últimos momentos de una vida se endurecen si se afrontan en una soledad indeseada. La pandemia ha aflorado unas circunstancias extremas, en las que ninguna excusa ha sido válida para acompañar a los seres queridos en sus últimos trances, así como a aquellos que han sufrido la enfermedad aislados de los suyos. La atención […]
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| 09 abr 2021
Los últimos momentos de una vida se endurecen si se afrontan en una soledad indeseada. La pandemia ha aflorado unas circunstancias extremas, en las que ninguna excusa ha sido válida para acompañar a los seres queridos en sus últimos trances, así como a aquellos que han sufrido la enfermedad aislados de los suyos.
La atención emocional y espiritual en los cuidados paliativos, así como en los procesos de final de vida y duelo son la razón de ser del Programa para la Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas. La Fundación "la Caixa" lanzó este programa en 2009 y, desde entonces, ha atendido a más de 201.000 pacientes y cerca de 277.000 familiares.
2020 ha sido el año más intenso desde que se inició el programa para los 44 Equipos de Atención Psicosocial (EAPS). Estos equipos están formados por 230 psicólogos, trabajadores sociales, enfermeros, médicos y agentes pastorales, así como por otras 1.000 personas voluntarias que actúan en 132 hospitales de toda España y en 133 unidades de apoyo domiciliario.
El ámbito hospitalario ha sido el centro de las complicadas circunstancias que se vivieron durante el año pasado y aún siguen sucediendo a causa de la pandemia. Los profesionales del programa han tenido que redoblar sus esfuerzos para mantener su labor asistencial. Así, los equipos del Programa no solo han acompañado a personas que se encontraban al final de su vida, sino también a las que estaban afectadas gravemente por el virus, a sus familiares y a los profesionales que las atendían.
Durante el año pasado, los EAPS han atendido a un total de 56.671 personas. De ellas, 24.880 eran pacientes, de los que 1.161 estaban afectados por la COVID-19. El resto, 31.791 personas, eran familiares de pacientes. De entre ellos, 1.874 personas estaban vinculados a pacientes con el virus.
En este contexto, la muerte se ha hecho más visible para la sociedad. Montserrat Esquerda, directora del Institut Borja de Bioètica y colaboradora del programa, cree que "la pandemia nos ha traído muchísimas muertes, muertes sin preparar y muertes no esperadas". Desde su punto de vista, ahora "estamos más preparados que antes de la pandemia para hablar de la muerte y del trabajo que se hace en las unidades de cuidados paliativos".
Por su parte, Verónica Linares, psicóloga del EAPS de Tarragona, observa que durante la crisis ha crecido la importancia de la atención psicosocial, más allá del propio cuerpo y la salud. "La COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de este tipo de atención y que el psicólogo tenga más presencia en el sistema sanitario", reflexiona Linares. De ese modo, apunta que no debe haber una dualidad, sino que "estamos viviendo un momento en el que podemos integrar ambas partes y tratarlas como un todo".
Otra de las consecuencias es que las formas de acompañamiento se han transformado. Por ejemplo, se han comenzado a usar formatos online para atender a distancia y se han impulsado nuevas iniciativas para cubrir emergencias. Por otro lado, ha quedado patente que la colaboración con los profesionales sanitarios resulta positiva.
El programa de la Fundación "la Caixa" se enmarca dentro de la Estrategia de Cuidados Paliativos del Sistema Nacional de Salud y pretende proporcionar una atención cálida y personalizada a las personas que afrontan el final de su vida. Pero también se ha comprobado que la atención ayuda a que mejoren los síntomas en el 90% de los casos. Además, 9 de cada 10 personas enfermas reconocen haber podido resolver temas difíciles gracias a la atención que han recibido.