Desde instituciones nacionales e internacionales se venía advirtiendo que la crisis del coronavirus sería profunda pero transitoria. No obstante, se obviaba que la propia gravedad de la crisis sanitaria haría más extensa la situación en el tiempo, por lo que una etapa que se antojaba breve puede tener consecuencias profundas en la manera en que […]
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| 23 jun 2020
Desde instituciones nacionales e internacionales se venía advirtiendo que la crisis del coronavirus sería profunda pero transitoria. No obstante, se obviaba que la propia gravedad de la crisis sanitaria haría más extensa la situación en el tiempo, por lo que una etapa que se antojaba breve puede tener consecuencias profundas en la manera en que funciona la sociedad y también los negocios.
Quienes no han sido obligados a cerrar sus empresas, no han tenido otra opción que aprender a trabajar de otra manera, desde casa y en remoto. El sociólogo Zugmunt Bauman, premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010, hablaba entonces de la “modernidad líquida”, que era el atributo por el que la realidad sería difusa, volátil y cambiante, que es lo que ahora viven las compañías.
En base a ese análisis y a las circunstancias del momento, los españoles creen que lo que venía como una solución de emergencia se acabará haciendo habitual. Así, según un estudio de la compañía dedicada a la creación de espacios de trabajo digitales, Citrix, el 71% de los trabajadores piensan que el teletrabajo será más frecuente una vez acaben las medidas de confinamiento.
Es preciso señalar que, hasta ahora, el teletrabajo era una modalidad normal en las compañías más grandes, con 1 o 2 días a la semana en remoto para cada empleado. Por otra parte, el estudio revela que uno de cada tres españoles teletrabajaban habitualmente. En esas compañías, la experiencia ha resultado un punto de apoyo para la situación actual.
No obstante, hay que tener en cuenta que las opiniones se dividen si se considera la productividad. El 34% opina que es más productivo trabajando en casa, frente al 32% que cree que es menos productivo, y un 35% que no nota diferencia. En el caso de los que son menos productivos, creen que una de las causas es no disponer de las mismas herramientas con las que cuentan en su oficina.
Como respuesta, la demanda de tecnología ha aumentado durante la crisis. Así, conforme arroja un informe de la agencia Geotelecom, las transacciones de electrónica han aumentado un 138,5%. En esencia, según concluye dicho análisis, el incremento corresponde al impulso del teletrabajo.
Tal y como explica la experta en relevo generacional Ana Sarmiento, “en cuestión de tres semanas hemos desmontado las formas de trabajar de siempre para dar un paso hacia el futuro de trabajo”. En parte, ha supuesto una aceleración de la transformación digital.
Según dice Sarmiento, la necesidad de las empresas de hacerse más flexibles y ‘líquidas’ no solo influye en la forma de trabajar, sino también en cómo se organiza la empresa, en cómo se comunica y en cómo se relacionan sus miembros.
Así, muchas empresas han pasado de ser rígidas a ser líquidas. Esta cualidad se puede definir como la capacidad de dar respuesta y adaptarse a un nuevo modelo de sociedad en el que las circunstancias cambian antes de que puedan consolidarse rutinas y hábitos.
En ese sentido, Sarmiento enumera una serie de prácticas que una empresa debe poner en marcha para continuar incrementando su flexibilidad. Por ejemplo, nombra la exigencia de continuar avanzando en la transformación digital, acompañada de la capacitación del personal para que las nuevas herramientas tengan un uso óptimo.
En cuanto a la formación, adquiere relevancia el aprendizaje de las distintas situaciones que se viven en el día a día. En esa línea, la experta considera que tienen más importancia los recursos con los que se cuenta para afrontar los posibles cambios del entorno que la formación específica sobre una disciplina.
La tecnología, en particular los móviles y las tabletas, han sido denostados por la distracción que pueden suponer. No obstante, son una vía de conexión con el resto de trabajadores del equipo y ayudan a optimizar el tiempo porque permiten realizar casi cualquier tipo de tarea desde cualquier lugar del mundo. “Estar con un móvil en las manos no significa estar perdiendo el tiempo”, afirma Sarmiento.
Autonomía y responsabilidad son dos características necesarias para trabajar a distancia. En casa desaparece el control que puede producirse en una oficina, pero eso hace aún más importante la organización para cumplir con las tareas, si bien pueden adaptarse a las circunstancias del trabajador. En ese sentido, es importante relacionar el trabajo con la productividad y no con las horas que se le dedican.