El próximo domingo día 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medioambiente, el evento que busca poner de relevancia la importancia de la naturaleza y de importancia de conservarlo. Así, y bajo el lema "una sola tierra” que ya se eligió hace 50 años tras la primera Conferencia de Naciones Unidas por el […]
El próximo domingo día 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medioambiente, el evento que busca poner de relevancia la importancia de la naturaleza y de importancia de conservarlo.
Así, y bajo el lema "una sola tierra” que ya se eligió hace 50 años tras la primera Conferencia de Naciones Unidas por el Medio Ambiente en Estocolmo, también los expertos del sector financiero quieren poner el foco en la importancia de tener herramientas y tomar decisiones sostenibles.
Para poder llevarlo a cabo, debemos tener muy en cuenta de qué escenario partimos, qué herramientas tenemos y cuales son las tendencias de inversión que las acompaña.
Nicolas Jacob, gestor del fondo ODDO BHF Green Planet, que resalta que el tiempo que tenemos para para reducir las emisiones de efecto invernadero y el calentamiento global cada vez es menor, comenta que tenemos tres herramientas esenciales para poder ponerle solución.
La primera de ellas es la innovación tecnológica, haciendo especial atención a la producción y a al transporte de energía. “El IPCC señala que, desde principios de la década de 2000, los costes de producción unitarios se han reducido en un 85% en el caso de la energía solar, en un 55% en el de la energía eólica y en un 85% en el de las baterías de iones de litio”, aclara el experto.
Las segunda es la moderación, tanto en el lado de la oferta de bienes y servicios (eficiencia energética en edificios o en procesos industriales, por ejemplo) como en el lado de la demanda a través de cambios de comportamiento. “El principal ámbito afectado es la nutrición, donde los cambios de hábitos podrían reducir las emisiones de GEI de la cadena de valor alimentaria entre un 40% y un 70%”, explica Jacob.
La tercera es la eliminación del CO2 de la atmósfera mediante soluciones naturales (lucha contra la deforestación, gestión sostenible de los bosques, agrosilvicultura y captura de carbono en el suelo), pero también mediante soluciones artificiales y tecnológicas, como la captura y el almacenamiento de carbono o la reutilización del CO2 en la energía y la industria.
“Por último, el IPCC subraya que, aunque los flujos financieros para las políticas de adaptación y mitigación del cambio climático han aumentado en un 60% desde 2014, aún están lejos de ser suficientes. Sigue habiendo una mayor proporción de capital disponible asignado a la financiación de los combustibles fósiles. Los flujos financieros para la transición ecológica tendrían que multiplicarse por entre 3 y 6 para esperar mantener el calentamiento entre 1.5 y 2º C en 2100”, hace hincapié el experto.
Tal y como señala por su parte Álvaro Cabeza, Country Head de UBS AM Iberia existen tres tendencias claras de inversión ESG que van a marcar el ritmo hacia una economía baja en carbono.
“Un reto importante para los inversores sostenibles hoy en día es el hecho de que los estándares de mejores prácticas están en continua evolución y el punto de referencia se reajusta continuamente cada año para las prácticas de liderazgo y sostenibilidad, lo que crea nuevas tendencias a las que prestar especial atención”, apunta.
Y señala a continuación: “En primer lugar, en pocos años hemos pasado de pensar en la sostenibilidad en términos de exclusión a enfocarnos en el impacto de sus inversiones. Es decir, hemos pasado de los productos estándar a la personalización. Se trata de una tendencia que afecta a todo el sector, no sólo a la sostenibilidad. Pero también hay un cambio de mentalidad en cuanto a los criterios ESG pasando de un mero enfoque de gestión de riesgos a la búsqueda activa de Alfa. Así que, ¿Cómo podemos elegir temas de sostenibilidad que puedan ser impulsores de la rentabilidad de la cartera?”.
En segundo lugar, el experto recalca que nos encontramos ante la tendencia de la titularidad activa. “Desde UBS AM estamos ampliando nuestros objetivos, no sólo en lo que respecta a la cooperación con las empresas y el voto en las juntas generales de accionistas, sino también pensando en el tipo de papel que podemos desempeñar para influir positivamente en las decisiones de las empresas en las que invertimos. Hace relativamente poco, las compañías del sector financiero se han esforzado por mantenerse apolíticas argumentando que se trata de entidades legales gestionadas en pro de los intereses de los accionistas. Sin embargo, en los últimos años, las empresas han adoptado posiciones más enfocadas en los valores. ¿Qué significa esto para el futuro de la sostenibilidad? Esperamos seguir siendo testigos de este proceso de humanización a medida que las organizaciones se esfuerzan más por definir su propósito y alinearlo con sus valores”, expresa.
En tercer lugar, Cabeza comenta que los gobiernos y organizaciones internacionales se están implicando cada vez más. “Por ejemplo, en la pasada cumbre del clima COP26, celebrada en Glasgow en noviembre de 2021, casi 200 países acordaron acelerar sus acciones para frenar el cambio climático esta década, con el objetivo de mantener viva la posibilidad de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados”, declara y añade: “Además, la iniciativa “Net Zero Asset Owner Alliance”, un grupo internacional de 60 inversores institucionales con más de 10 billones de dólares de activos bajo gestión, está desarrollando un plan para la transición de las carteras de inversión a emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. El grupo ha puesto especial énfasis en la iniciativa, planteando una serie de objetivos cuantitativos intermedios ambiciosos”.