Los defensores de la gestión independiente esgrimen un buen número de argumentos para colocarse sobre el tablero inversor y no dejarse apabullar por los números de la otra parte, la de la gestión que depende de gestoras pertenecientes a grupos bancarios y que en España se impone con abrumadora mayoría. “No hay un consenso muy […]
Los defensores de la gestión independiente esgrimen un buen número de argumentos para colocarse sobre el tablero inversor y no dejarse apabullar por los números de la otra parte, la de la gestión que depende de gestoras pertenecientes a grupos bancarios y que en España se impone con abrumadora mayoría. “No hay un consenso muy demostrable pero se habla de un 80/90 por ciento del total de la gestión de activos en España que atiende a gestión estándar, no independiente”, apunta Iván Martín, socio fundador y CIO de Magallanes Value Investors. Y entre esos argumentos hay uno que emerge en cualquier debate sobre el papel que deberían tener las gestoras independientes en el ámbito de los servicios de inversión en nuestro país, como el llevado a cabo esta semana en el Foro Independent´s Day: la alineación de intereses.
Alineación de intereses
La inexistencia de grietas entre lo que un gestor independiente plasma en su cartera con lo que cree que es mejor para el cliente es clave en este tipo de gestión. Hay coinversión, de manera que los propios gestores sienten en sus carnes los altibajos de esas inversiones. A partir de ahí, otra de las grandes aportaciones de la gestión independiente es la capacidad en todo momento de llevar a cabo una gestión dinámica. “Ser independiente implica poder implementar nuestro criterios sin cortapisas”, subraya Martín. Y pone algunos ejemplos, como la compra en Grecia de Mytilineos cuando todo el mundo huía del país, el rechazo a la OPA sobre FCC por considerarla “pobre” o la decisión de no comprar en su día bancos españoles por entender que se trataba una “trampa de valoración”.
Una flexibilidad de acción que también subraya Antonio Cánovas del Castillo, socio fundador y CIO de Altair Finance AM. “Hay veces en las que compensa no hacer nada y esperar a que el mercado se vuelva más racional (…). Yo definiría esta flexibilidad como ni nunca ni siempre ni de cualquier manera”, asegura. Además, también enumera como puntos fuertes de la gestión independiente una mayor transparencia y comunicación o la posibilidad de contar con un tamaño optimizado. “Las gestoras independientes solemos tener productos más reducidos que las grandes gestoras y eso te da una versatilidad y una flexibilidad que ellos no tienen. (…) es más difícil maniobrar con el Titanic”, puntualiza.
Junto a todo ello, el socio fundador de Magallanes Value Investors asegura que el modelo independiente te permite -además de mantener un proceso de inversión de convicción- contar con un horizonte temporal lo suficientemente largo, que “va de la mano de la paciencia” y que “te permite poder disfrutar del interés compuesto”. Además, defiende que la gestión independiente puede aportar valor en un entorno tan complejo como el actual. “Los entornos siempre son complicados. Lo que nosotros debemos hacer es aprovechar las ineficiencias que se producen en busca de oportunidades”, señala.
Un valor al que pone números Cánovas del Castillo al señalar que, según cifras de Morningstar, en los últimos quince años los productos conservadores de este tipo de entidades independientes logran un retorno anualizado del 4,02 por ciento frente al 1,98 por ciento de los fondos de gestoras no independientes. En el caso de los productos mixtos flexibles el dato está en un 3,08 por ciento de retorno para estos últimos frente al 5,41 por ciento que consiguen los de las gestoras independientes.