La inflación se ha disparado durante los nueve primeros meses del año tanto en los Estados Unidos, donde ha escalado hasta el 5,4% acumulado, como en la Eurozona, donde ya supera el 3,1%. Unos datos que suponen una amenaza tanto para los consumidores, como para los ahorradores. El aumento de los precios dificulta el poder […]
La inflación se ha disparado durante los nueve primeros meses del año tanto en los Estados Unidos, donde ha escalado hasta el 5,4% acumulado, como en la Eurozona, donde ya supera el 3,1%. Unos datos que suponen una amenaza tanto para los consumidores, como para los ahorradores. El aumento de los precios dificulta el poder adquisitivo, pero también repercute en la pérdida de valor de los ahorros. Por tanto, en un escenario como este, y como el que se registrará en la próxima década – los bancos centrales ya estiman una inflación más alta que en la década anterior – se torna fundamental apostar por una buena planificación financiera.
“No invertir nuestros ahorros es perder poder adquisitivo y, en definitiva, perder dinero. Si la inflación sube un 2% cada año, en 5 años se habrán incrementado los precios un 10%, de manera que para adquirir la misma cantidad de bienes y servicios necesitaremos aumentar nuestro nivel de ingresos. Es necesario invertir y optimizar la inversión con el objetivo de superar o, al menos, igualar el crecimiento anual de los precios. De otra manera estaremos perdiendo dinero”, señala Miguel Ángel Menéndez, Director de Negocio y Previsión Social en Mercer España.
La media histórica se ha mantenido en los países occidentales en torno al 2% de inflación anual. Esto supone que cada año los ahorros pierden un 2% de poder adquisitivo si no son invertidos para salvar, al menos, este efecto. “Actualmente, los tipos de interés están en valores muy bajos, incluso negativos, de ahí que para conseguir rentabilidad tendremos que buscar invertir en activos de renta variable que, en el largo plazo, son los que tienen una mayor rentabilidad. Esto nos permitirá que con el paso del tiempo podamos tener un ahorro que no se haya visto mermado en términos reales (descontando la inflación)”, explica Eva Valero, Directora del Observatorio de Pensiones de Caser.
La previsión que están manejando la mayoría de las casas de análisis, es un escenario inflacionista al menos en el corto plazo que puede “llegar a erosionar nuestros ahorros si lo dejamos inmovilizado. Por esta razón, tanto los Fondos de Inversión como los Planes de Pensiones se configuran como instrumentos óptimos de inversión para mantener el poder adquisitivo de nuestro ahorro”, agrega Ángel Martínez-Aldama, presidente del Observatorio Inverco.
Los tres expertos anteriores coinciden en la necesidad de invertir los ahorros para salvar la inflación y no perder poder adquisitivo con el paso del tiempo. Pero, en muchas ocasiones la teoría y la práctica no coinciden. El ahorro financiero (activos financieros) de las familias españolas se situó en 2,48 billones de euros a finales de junio de 2021, un 2,9% más que a finales del primer trimestre de 2021 y 4,8% más que en diciembre de 2020. Sin embargo, el 41% de ese ahorro se encuentra en depósitos bancarios. Algo que supone que el dinero prácticamente no ofrece rentabilidad y va perdiendo valor con el aumento de la inflación.
Aunque, también es necesario destacar la mejor cultura financiera que ha llevado a que un 60% del ahorro de los españoles estuviera paralizado en 1985 al 41% actual. Por su parte, la inversión directa, las instituciones de inversión colectiva, los planes de pensiones representan el 46%.
“Se recomienda comenzar a ahorrar cuando nos incorporamos al mercado laboral y tenemos cierta estabilidad de ingresos que nos permita destinar una parte de los mismos para el ahorro. El objetivo de esto es que el periodo de ahorro sea lo más largo posible, ya que de este modo tendremos que realizar un menor esfuerzo económico para alcanzar nuestra meta de ahorro”, sostiene José Carlos Vizárraga, director de Ibercaja Pensión.
Algo que comparte Rafael Aldama, responsable del negocio institucional de DWS en España, ya que explica que “no se trata sólo de lo conveniente que es ir ahorrando poco a poco porque sea más fácil apartar gradualmente cantidades pequeñas de nuestros ingresos, sino que dilatando nuestra inversión en el tiempo nos podemos ver enormemente beneficiados por el efecto capitalización”.
Por tanto, según los expertos, la clave de una buena planificación financiera consiste en ir ahorrando mensualmente una cantidad fija o variable en función de la situación de cada uno e ir invirtiendo para que se ahorro no pierda valor por el efecto de la inflación. Ya que, si se tienen ahorrados 20.000 euros y permanecen paralizados durante diez años, se habrá perdido un 20% del valor, es decir equivaldrían a 16.000 euros. Sin embargo, con una inversión que de manera anualizada ganase un 4% no solo se salvaría la inflación, sino que se obtendrían unos beneficios de 4.000 euros. El mejor ejemplo para ilustrarlo es el siguiente el poder adquisitivo de 1.000 euros en el año 2000 equivale ahora a 1.404 euros y que 1.000 dólares del 2000 equivalen a 1.547 dólares actuales.
Además, tal y como explica Valero, “con importes ahorrados más bajos en un mayor periodo de tiempo se consigue un ahorro mayor que con importes más altos durante menos tiempo ya que las primeras aportaciones van consiguiendo rentabilidad”. Por tanto, no hay una cantidad mínima en la que empezar a ahorrar e invertir, ya que cualquier pequeño primer paso se torna crucial si se mantiene el hábito en el futuro.
Una vez que se comienza a ahorrar, el siguiente paso lógico para salvar la inflación es el de invertir. “Existen en el mercado diferentes instrumentos mediante los que alcanzar este objetivo de ahorro futuro y es conveniente ponerse en manos de especialistas en la materia para asesorarse sobre los productos más adecuados teniendo en cuenta nuestro perfil inversor y expectativas en cada momento, y así poder realizar una adecuada planificación financiera”, asegura Menéndez.
Lo cierto es que cada inversor es diferente e incluso la misma persona necesita un estilo de inversión u otro en función del momento profesional y personal que atraviese. Por tanto, para gestionar el ahorro, el primer paso es conocer el perfil de riesgo. Ya que probablemente no se tienen las mismas expectativas temporales y de rentabilidad con 30 años que con 60. Sin embargo, a la hora de decantarse por un fondo de inversión o por un plan de pensiones, los expertos suelen realizar test de ideoneidad para ofrecer los productos que mejor se adapten a cada cliente en el momento.
Lo cierto es que esto dependerá de muchas variables como el perfil de riesgo que se tenga y los activos por los que se apueste. Según los datos de Inverco, los fondos de inversión anualizados a 10 años por categorías pueden ofrecer rentabilidad desde el 0,5%, en el caso de los más moderados de renta fija, al 14% anual en la renta variable americana. La media de todas las categorías ofrece rendimientos del 2,86%, frente a una inflación anual del 2% de media. En el caso de los planes de pensiones, que son vehículos de inversión más pensados para el largo plazo, la rentabilidad media anualizada a 26 años es del 3%. Por tanto, se convierten en dos opciones interesantes para hacer que los ahorros no pierdan valor e incluso se revaloricen con el paso del tiempo.
Por último, a la hora de gestionar los ahorros o de decantarse por la inversión, el tiempo demuestra la importancia de mirar al futuro para lograr el éxito. Por ejemplo, quien invirtiese 10.000 dólares en el S&P 500 en el año 2000, según Dalbar Financial Services, tendría a día de 42.231 dólares a pesar de haber atravesado la crisis de las llamadas ‘puntocom’ y la caída de Lehman Brothers.
“Es habitual que la rentabilidad finalmente obtenida en los mercados financieros se vea fuertemente afectada por unos pocos días de elevadas rentabilidades que, además, suelen ocurrir en los momentos de mayor volatilidad. Es fundamental mantener la calma y permanecer invertido, en vez de intentar adivinar lo que sucederá”, explica Borja Durán, Fundador y CEO de Wealth Solutions.
No hay que olvidar las previsiones sobre el aumento de la inflación de cara a los próximos años, de esta manera se puede saber el valor que puede perder el volumen del ahorro. Según el BCE, el aumento de los precios será del 2,2% en 2021, del 1,7% en 2022 y del 1,5% en 2023. Sin embargo, la entidad ya ha revisado esta tasa en varias ocasiones para ajustarla a la realidad. En estos momentos, el aumento del IPC en la Eurozona ya supera el 3,1% acumulado. Por tanto, en caso de que no se reduzca en los últimos meses del año, será complejo que se cumpla el pronóstico del BCE.
En cualquier caso, de cumplirse las previsiones, en tres años un ahorrador perdería un 5,4%. Para un ahorro de 50.000 euros, supondría una pérdida de valor de 2.700 euros en 36 meses en caso de tener el dinero paralizado y sin invertir. Pero, la pérdida puede ser mayor en el caso de que la inflación se mantenga elevada. Aunque, “es demasiado pronto para decir si veremos inflación de segunda ronda. Esto es especialmente cierto en Europa, donde no ha habido inflación salarial ni tampoco de bienes y servicios durante muchos años. Por supuesto, estamos siguiendo esto muy de cerca, pero en este momento parece más probable que este brote de inflación —impulsado principalmente por los precios de las materias primas y la escasez de suministros relacionada con la pandemia— tenga como consecuencia una menor demanda final de los consumidores en lugar de subidas salariales. Y eso podría tener impacto en el crecimiento de la zona euro”, comenta Jim Leaviss, CIO de renta fija pública de mercados públicos de M&G de Investments.
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