Pese que a finales del 2020 y con la salida de la crisis de la Covid-19 aún no muy clara, la renta variable estadounidense era la recomendación por excelencia y la renta fija quedaba en muy mal lugar, ahora parece que el mercado de los bonos ha cambiado. Y es que la buena deriva de […]
Pese que a finales del 2020 y con la salida de la crisis de la Covid-19 aún no muy clara, la renta variable estadounidense era la recomendación por excelencia y la renta fija quedaba en muy mal lugar, ahora parece que el mercado de los bonos ha cambiado.
“El comportamiento de los inversores depende del respaldo de los datos económicos y si superan las expectativas de mercado. A medida que comenzamos a emerger de la crisis inducida por la Covid-19, los inversores se topan con dificultades al momento de establecer paralelos concisos con las crisis pasadas. Debido a la naturaleza sin precedentes de la crisis actual, los datos proporcionan las perspectivas más confiables posibles. Por más de que los resultados en EE.UU con respecto a los niveles de ingreso y las tasas de ahorro personal y el crecimiento salarial nos brinden un pulso inmediato del estado de la inflación de la primera economía, los inversores continúan cuestionándose si la misma será temporal o duradera. De esta forma, “el temor al berrinche inflacionario” está representado por los movimientos actuales en las curvas de los rendimientos de los bonos gubernamentales”, explica Lidia Treiber, directora de análisis en WisdomTree.
Desde la gestora asegura que cuando esta situación se da, “los inversores pasan a buscar más trades de valor relativo en las cuales la exposición a ciertas clases de activos ofrece un incremento del rendimiento en comparación a otros segmentos del mercado de bonos”.
En este contexto, la experta señala ante el temor de la inflación y con los spreads crediticios que están cayendo este año, la caza de rendimientos está comenzando a ser un desafío mayor, por lo que debemos fijarnos en los bonos Contingentes Convertibles Adicionales de Grado 1 (CoCos AT1).
Esta tipología de bonos, que habitualmente pasan desapercibidos, “ha demostrado ser resilientes en momentos de incremento de los tipos de interés”, explica la entendida.
“Si consideramos cómo los CoCos AT1 se han comportado durante períodos de grandes variaciones en los rendimientos de los bonos, parecería claro que no todos los activos de renta fija se han comportado del mismo modo cuando variaron los rendimientos de los bonos del Tesoro”, aclara la directora de análisis en WisdomTree, e indica en que también es interesante considerar la gran venta de bonos de 2015 y la otra gran caída generada por los temores de reflación de la era Trump en 2016, entre otros.
Y es que el interés sobre esta tipología de bonos ha vuelto a ponerse sobre la mesa en el contexto que vivimos y a raíz del “del repunte relativo que sus rendimientos han tenido en relación con los bonos corporativos de alto rendimiento”.
“A medida que el sentimiento en torno a los bancos mejora y los tipos de interés muestran perspectivas de subir, es cada vez más difícil ignorar el potencial de los CoCos AT1. Dado que cuentan con un historial de proporcionar cierta amortiguación en las carteras en un entorno de aumento de tipos de interés, seguramente sean una propuesta atractiva para los inversores”, concluye Treiber.