La segunda jornada de la reunión ministerial informal sobre asuntos económicos y financieros sirvió para abordar, entre otros temas, la esperada reforma fiscal europea. En este acto, que reunió este fin de semana en la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela a delegaciones de 60 países, gobernadores de bancos centrales, autoridades de supervisión […]
DeudaLa segunda jornada de la reunión ministerial informal sobre asuntos económicos y financieros sirvió para abordar, entre otros temas, la esperada reforma fiscal europea. En este acto, que reunió este fin de semana en la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela a delegaciones de 60 países, gobernadores de bancos centrales, autoridades de supervisión financiera y representantes de organismos multilaterales, ha servido para acordar pasar a la fase de negociación política y así completar la reforma en el plazo fijado.
La vicepresidenta en funciones, Nadia Calviño, ha declarado que se han producido reuniones “muy productivas” y que, durante el verano, se ha estado trabajando en reuniones semanales y que “el 70% del texto del reglamento ya está abordado”. En este sentido, Calviño ha adelantado que se pretende conseguir un “adecuado equilibrio entre una reducción sostenida de la ratio de deuda pública con el PIB”, a la vez que se “acomoda la necesaria inversión y los incentivos para abordar las reformas estructurales”.
La Presidencia española de la Unión Europea considera que sus trabajos ya han avanzado lo suficiente para poder poner sobre la mesa, en la reunión de ministros de Finanzas (Ecofin) del 17 de octubre, un primer texto de consenso entre los 27 países de la UE para la reforma. Calviño quiere cerrar la reforma antes de que termine la presidencia de España en la Unión Europea. Así, ha planteado al resto de representantes un “calendario ambicioso para tener ese acuerdo antes de final de año y las nuevas normas se puedan aplicar ya en 2024”. Hay consenso entre los Estados miembros para acelerar las negociaciones, ya que está previsto que en 2024 se reactiven las actuales normas de reducción del déficit y la deuda (tope del 3% y el 60% sobre el PIB, respectivamente), tras haber estado suspendidas durante más de tres años debido a la pandemia y la guerra de Ucrania.
Los ministros también debatieron cómo proteger los bienes públicos europeos y la competitividad de las empresas de la UE. Calviño detalló que las conversaciones se centraron en cómo incorporar "elementos relacionados con la seguridad y la autonomía estratégica" en los debates de política económica a nivel nacional y europeo para afrontar los retos actuales e impulsar el crecimiento, la creación de empleo y la doble transición verde y digital. En este sentido, el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, comentó que la diversificación es esencial, especialmente en sectores como la energía y las materias primas, para garantizar la estabilidad económica y financiera.
A principios de verano, los diversos puntos de vista -e intereses- de los Estados miembro hacían presagiar la dificultad de llegar a un acuerdo. Alemania no estaba dispuesta a ceder a los ajustes presupuestarios individualizados y abogaba por aplicar las mismas reglas a todos los países, además de ser más exigentes en la reducción del déficit y de la deuda sobre el PIB. En cambio, otros países como Francia y España optan por una mayor flexibilidad y el estudio de la situación particular de cada país.