A lo largo de la historia reciente, las crisis financieras han sido, por desgracia, algo habitual. Solo en este siglo, hemos visto cuatro impactos financieros bastantes grandes. Desde el pinchazo de las ‘puntocom’ hasta Lehman Brothers, pasando por las grandes caídas a comienzos del confinamiento de 2020 y más recientemente el colapso de SVB y […]
A lo largo de la historia reciente, las crisis financieras han sido, por desgracia, algo habitual. Solo en este siglo, hemos visto cuatro impactos financieros bastantes grandes. Desde el pinchazo de las ‘puntocom’ hasta Lehman Brothers, pasando por las grandes caídas a comienzos del confinamiento de 2020 y más recientemente el colapso de SVB y Credit Suisse. Pero, una cosa son las crisis financieras y otra cosa son las crisis bancarias. Las crisis financieras pueden estar causadas por múltiples sectores – la tecnología, el petróleo, las energéticas, etc – pero, las crisis bancarias son algo más delicado, ya que tienen depositados los ahorros de cientos de familias y suelen generar un mayor pánico.
En nuestra historia reciente, una de las de las crisis bancarias más notorias fue la que se dio en Estados Unidos en 1907. Si bien es cierto que fue un momento de corta duración, su impacto fue transcendental en el futuro de los mercados financieros. De hecho, muchos historiadores y economistas aseguran que fue aquí cuando se engendró la semilla del famoso ‘crack del 29’.
Estas crisis se caracterizaron por unas caídas masivas de varios bancos, sociedades fiduciarias y empresas de corretaje, donde además no existía la figura de un banco central que garantizase la seguridad y liquidez.
El origen de esta crisis se encuentra en una política gubernamental, desarrollada por Leslie Shaw, quien impulsó la compra masiva de bonos soberanos y la eliminación de requisitos de reservas a los bancos. Esto generó una gran oferta de dinero, lo que disparó la inflación, y una concesión masiva de los llamados ‘créditos blandos’.
Así las cosas, se dispararon las inversiones especulativas, las reservas de los bancos se encontraban entre el 5% y el 25%, causando una falta de respuesta ante una retirada masiva de depósitos.
A todo esto, se unió un movimiento especulativo en bolsa impulsado por Otto Heinze y Charles Morse, que buscaron inflar los precios de las acciones de United Copper Company haciendo que muchos inversores en corto, que habían invertido con créditos, quebrasen.
Después de esta crisis, se creó la Reserva Federal y JPMorgan y David Rockefeller se erigieron como grandes salvadores proporcionando liquidez al sistema para contener el pánico.
Casi 80 años después, y tras pasar por varias crisis financieras, llegó otra famosa crisis bancaria a los Estados Unidos. En este caso fue provocada por los bancos de ahorro y préstamos (llamados Savings and Loans o S&L), que en la década de los 80 vivieron una desregulación que les permitió realizar operaciones más complejas.
En 1985, los S&L de Ohio y Maryland se encontraban cerca de la bancarrota y se generó un gran pánico bancario. Y es que, estos bancos utilizaron los depósitos de sus clientes para operaciones más arriesgadas, a lo que tuvo que responder el gobierno americano asegurando los depósitos por un coste total de 150.000 millones de dólares. Los S&Ls hicieron préstamos a largo plazo a un interés fijo que utilizó dinero de corto plazo. Cuando la tasa de interés aumento, estas entidades no pudieron atraer capital adecuado y se convirtieron en insolventes.
Las consecuencias de esta crisis fueron positivas para el sistema bancario, ya que muchas entidades pequeñas y mal gestionadas fueron absorbidas por las entidades más grandes, que terminaron fortaleciéndose a la larga y generando un mercado menos atomizado.
Fuera de los Estados Unidos, y ya dentro de este siglo, el ‘corralito’ argentino fue una de las crisis bancarias más famosas de toda la historia. Para ir al origen de la crisis, hay que mirar al año 1998 cuando Argentina se encontraba viviendo una de las peores recesiones de su historia. Un año después, el gobierno de Fernando de la Rúa llegó al poder y se encontró con un abultadísimo déficit fiscal. Para tratar de revertir la situación, tomó diversas medidas económicas entre las que se encontraba el mantenimiento a rajatabla de un tipo de cambio estáticamente anclado al dólar estadounidense llamado convertibilidad.
Al mismo tiempo, la deuda nacional estaba ahogando las cuentas públicas, que seguían manteniendo un elevado gasto. Por si fuera poco, los bancos nacionales tenían una gran exposición a la deuda del gobierno y las dudas sobre la posible suspensión de pagos del Estado puso el foco en los bancos. En esos meses, el Gobierno aprobó diferentes medidas y paquetes de ayuda para tratar de aliviar la situación, aunque sin éxito.
En el año 2000 se produjo la crisis de las ‘puntocom’, lo cual hizo que los tipos de financiación aumentasen y Argentina tuviera todavía más difícil el financiarse. El déficit seguía disparándose y las subidas de impuestos aprobadas por el Ejecutivo no ayudaron, ni mucho menos, a recaudar más, sino a agravar la crisis ya vigente.
Un año después, el temor a la suspensión de pagos fue incrementándose notoriamente y comenzó una fuga de depósitos masiva. De hecho, los bancos pasaron de tener 85.000 millones en depósitos a menos de 80.000 en pocas semanas. Al mismo tiempo, el Gobierno pidió ayuda a los bancos privados para reducir la deuda y esto disparó todavía más la fuga de capitales. El dinero salía de Argentina y de las cuentas de los bancos.
La situación era tan grave que en diciembre del 2001 el Gobierno aprobó unas limitaciones que fueron conocidas como ‘corralito’. La medida más famosa fue la de limitar las retiradas de efectivo a 250 dólares semanales por persona.
Si hay una crisis bancaria conocida es la generada en 2008 por Lehman Brothers, aunque la quiebra de Whasington Mutual fue todavía mayor, sigue siendo la mayor de la historia al estar valorada en 307.000 millones de dólares. En 2008 llegaron 25 quiebras, en 2009 140 y en 2010, 157.
El origen de esta crisis bancaria nos es más cercano. La crisis de las hipotecas subprime fue una crisis financiera que se originó en los Estados Unidos en el año 2008 y se propagó a nivel mundial. La crisis se desencadenó a partir de la concesión de hipotecas a personas con escaso historial crediticio, conocidas como hipotecas subprime.
Durante los años previos a la crisis, muchos bancos y otras instituciones financieras en Estados Unidos comenzaron a conceder hipotecas subprime a personas con bajos ingresos y pocos ahorros, con la intención de ofrecerles la posibilidad de adquirir una vivienda propia. Estas hipotecas tenían una tasa de interés inicial muy baja, pero después de un tiempo se ajustaban a un tipo de interés más alto, lo que hacía que las cuotas de la hipoteca subieran significativamente.
A medida que la crisis de las hipotecas subprime se intensificaba, Lehman Brothers comenzó a tener dificultades financieras debido a su gran exposición al mercado de las hipotecas subprime y a otros activos de riesgo. A pesar de los esfuerzos del gobierno estadounidense para encontrar un comprador para la institución financiera, no se pudo encontrar un acuerdo viable para su rescate.
Las consecuencias de esta crisis se extendieron por todo el mundo. En España, las cajas de ahorro tuvieron que ser rescatadas y en Europa se produjo la llamada ‘crisis del Euro’ entre 2011 y 2012.
Este mismo año, hace solo unas semanas, hemos vivido la segunda mayor caída de la historia bancaria. Por volumen, la quiebra de Silicon Valley Bank se cifra en 209.000 millones de dólares, a los que hay que sumar otros 118.000 de Signature Bank. Al otro lado del Atlántico, Credit Suisse se desplomó y tuvo que ser absorbido por UBS.
El origen de esta crisis tiene que ver con la subida de los tipos de interés, la más rápida y fuerte de la historia, y con la retirada de los depósitos. Y es que, SVB tenía invertido un gran porcentaje de sus depósitos en bonos del gobierno americano. Sin embargo, las retiradas de efectivo por parte de sus clientes hicieron que tuviera que vender estos bonos a pérdidas. El miedo se disparó, las retiradas se intensificaron y SVB no podía hacer frente a estos movimientos. Para ello, el Tesoro y la Fed actuaron rápidamente garantizando los depósitos y evitando que se extendiera al resto del sistema.
En el caso de Credit Suisse, se trata de una entidad que ya arrastraba muchas dudas por el lado de su banca de inversión. El miedo al contagio provocó que muchos inversores retirasen depósitos y vendieran las acciones, lo cual forzó al gobierno suizo a tener que intervenir y forzar a UBS a adquirir el negocio para mitigar la crisis.
📉 Desplome de Credit Suisse que arrastra a toda la banca de Europa.
La verdad que no pinta nada bien, los CDS 📈 y estamos hablando de un banco 3 veces mayor que SVB en activos y casi comparable a Lehman Brothers. pic.twitter.com/EWdMFjXeo7
— Iván 📈 (@Ivan_Bolsa) March 15, 2023