El 18 de mayo se aprobó en el Senado la nueva Ley de Vivienda, que fue previamente aprobada el pasado 27 de abril por el Consejo de Ministros. Todo parece indicar que la nueva ley entrará en vigor antes del próximo 28 de mayo, cuando aparezca registrada en el BOE. Entre otras cosas, la ley […]
El 18 de mayo se aprobó en el Senado la nueva Ley de Vivienda, que fue previamente aprobada el pasado 27 de abril por el Consejo de Ministros. Todo parece indicar que la nueva ley entrará en vigor antes del próximo 28 de mayo, cuando aparezca registrada en el BOE.
Entre otras cosas, la ley de vivienda atajará especialmente la parte del alquiler de los inmuebles, sobre todo en aquellas zonas donde el mercado del alquiler se encuentra tensionado.
Para el profesor de EAE Business School, Juan Carlos Higueras, esta ley “va en contra del inversor y en contra del propietario”. Según explica Higueras, la ley ahuyentará tanto a los futuros inversores como a aquellos que ya han invertido.
María Matos, portavoz de Fotocasa señala que el inversor en vivienda se verá afectado con la nueva ley “en la medida en la que se están limitando el precio de los alquileres”. Tanto los pequeños como los grandes inversores van a comprobar que sus hojas de ruta de rentabilidad “no van a seguir el camino que ellos esperaban” ya que se está “obligando” a bajar el precio.
El presidente de FAI explica que la Ley de Vivienda está produciendo un efecto de “retención” de las inversiones tanto del pequeño como del mediano inversor ya que el gran inversor “lleva teniendo dudas desde hace tiempo y regulando muy bien sus inversiones”.
Además, se añade la problemática de que la ley protege más a la ocupación o a la morosidad, según contempla el profesor de EAE, lo que es un “gran riesgo”.
“Un inversor quiere dormir tranquilo, recibir su renta todos los meses y que esa renta se vaya actualizando de forma sensata”, expone Higueras.
Juan Carlos Higueras afirma que “hasta que no se despejen los nubarrones” sobre la nueva ley y “veamos en qué se traduce”, no aconseja la inversión inmobiliaria en España.
José María Alfaro, presidente de la Federación de Asociaciones Inmobiliarias (FAI), considera que la inversión inmobiliaria en general es “miedosa” y tiende a retenerse cuando hay expectativas de cambios regulatorios, de inseguridad jurídica o de limitaciones de cualquier tipo.
“Los agentes inmobiliarios ya detectamos que hay menos consultas y en caso de haberlas son para desinvertir, para dedicar el dinero invertido en el ladrillo a otras soluciones que no sean tan arriesgadas”, desarrolla el presidente de FAI.
El profesor de EAE explica que los inversores extranjeros tenderán a alejarse ya que “para cualquier negocio hay un binomio entre rentabilidad y el riesgo que uno asume” y podrán encontrar otros mercados atractivos para comprar vivienda como Portugal, Italia o Grecia, lo que podría tener finalmente un impacto también en el sector turístico, aunque “no a gran escala”.
En la misma línea, la portavoz de Fotocasa, sostiene que nuestro país “va a dejar de ser atractivo para muchos inversores extranjeros” que “van a llevarse su negocio fuera”.
“El inversor busca seguridad, estabilidad y confianza en el mercado” y esta ley “está muy lejos de dar esas condiciones”, añade Matos.
Otro aspecto que señala María Matos, portavoz de Fotocasa, es que el pequeño ahorrador, con una vivienda en alquiler, “se va a ver desincentivado a realizar reformas e inversiones para mejorar la vivienda”, lo que podría llevar al deterioro de la calidad en el parque de vivienda que se oferta.
“Algunos propietarios están empezando a vender sus propiedades, ante el aumento de riesgos que la nueva ley supone para el alquiler de inmuebles”, explica Juan Carlos Higueras, ya que los propietarios no pueden subir los costes asociados al mantenimiento de la inversión.
Sobre este aspecto, María Matos, portavoz de Fotocasa, señala que el mercado cuenta todavía con un dinamismo elevado y “hay una alta participación en la compraventa” y por ello, los precios no se están moderando.
“Los propietarios todavía no se están viendo obligados a realizar rebajas en el precio, porque hay muchos ciudadanos interesados en comprar”, añade Matos.
Se realizan un elevado número de transacciones cada mes, situándose por encima de la media, en las 50.000, por lo tanto “sigue siendo un buen momento para comprar y vender” y no se aprecia una reducción del stock de compraventa de manera significativa.
Para José María Alfaro es probable que durante los próximos meses “se ralentice aún más un mercado inmobiliario que ya viene enfriándose desde que se inició la escalada en los tipos de interés”.
“La tendencia será que el stock de propiedades en venta vaya aumentando paulatinamente, aunque, dependiendo del tipo de ciudad, todavía partimos de un inventario muy bajo”, que hará que no se resientan demasiado los precios, concluye Alfaro.