Estados Unidos alcanzó su techo de deuda de 31,4 billones de dólares la semana pasada. Lo cual significa que no podrá seguir endeudándose y gastando más en lo que resta de ejercicio, aunque esto no siempre es así. Esta situación ya ha ocurrido en 68 ocasiones desde la década de 1960 y siempre se ha […]
Estados Unidos alcanzó su techo de deuda de 31,4 billones de dólares la semana pasada. Lo cual significa que no podrá seguir endeudándose y gastando más en lo que resta de ejercicio, aunque esto no siempre es así. Esta situación ya ha ocurrido en 68 ocasiones desde la década de 1960 y siempre se ha terminado solventando a través de múltiples opciones, que casi siempre pasan por aprobar en el Congreso un aumento del límite de endeudamiento para evitar la suspensión de pagos en el país.
Sin embargo, en esta ocasión el Congreso está mucho más dividido, ya que tras las elecciones de mitad de mandato la cámara ha reforzado el peso de los conservadores. Es decir que, si el Partido Republicano no apuesta por negociar y ceder a este aumento, Estados Unidos podría verse en una situación muy complicada financieramente.
“Si se llega a un acuerdo, habrá que recortar el gasto para contener el déficit fiscal del 5% del PIB y frenar el aumento del 120% de la deuda de Estados Unidos con respecto al PIB. Esta cifra duplica la de Alemania, pero es la mitad de la de Japón. El temor es una repetición del enfrentamiento que se produjo en 2011 que golpeó a los mercados y puso en riesgo el mercado de valores del Tesoro estadounidense, valorado en 24 billones de dólares. Pero también hay aspectos positivos, de más liquidez ahora y de menores rentabilidades de los bonos en el futuro”, comenta Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro.
Lo cierto es que los escenarios que se abren en el horizonte son varios. Pero, todo ello dependerá de si se llega a un acuerdo o no, que parece lo más probable, aunque los cruces de acusaciones y las negociaciones sean duras. En caso de que no se llegue a un acuerdo, hay múltiples vías que se plantean, “desde la emisión de una moneda de platino valorada en un billón de dólares, hasta la emisión de bonos maquillados con más interés que valor nominal, pasando por una treta legal utilizando a la Fed para la suspensión de pagos de algunos bonos sin que los inversores sufran ningún impago”, comenta Juan Ramón Rallo en su podcast.
“Puede haber consecuencias no deseadas en el caso de que se produzca un enfrentamiento. Pero no todas son negativas”, asegura Laidler. Las "medidas extraordinarias" del Tesoro de Estados Unidos harán que recorten su cuenta corriente de facto en la Fed. Esto hará que más de 200.000 millones de dólares de liquidez ingresen al sistema financiero en los próximos meses, lo que podría ayudar a los mercados, señala el experto. Del mismo modo, no todos los activos sufrieron en el enfrentamiento del 2011. “Los rendimientos de los bonos estadounidenses a largo plazo cayeron 65 puntos básicos alrededor, viendo una fuerte oferta de activos refugio, y sus precios subieron un 10% durante el verano. Las rentabilidades más bajas ayudarían a las valoraciones de las acciones”, agrega.
En 2011 no se llegó a un acuerdo hasta el último día, el día en el que Estados Unidos iba a entrar en suspensión de pagos. Esta extraordinaria política arriesgada hizo que el S&P 500 cayera un 15%, aumentara la incertidumbre sobre la política económica, las rentabilidades de los bonos del Tesoro a corto plazo y los diferenciales de crédito. “Se produjo en el contexto de una economía en desaceleración y la incertidumbre de la crisis de la Eurozona. Esto llevó a S&P a rebajar la calificación de deuda AAA de Estados Unidos, y a la Ley de Control Presupuestario, que redujo drásticamente el déficit fiscal”, recuerda el estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro.
Ahora, queda por ver cómo lidian con esta situación desde los Estados Unidos si se llega a un acuerdo o no, y que medidas podrían adoptarse ante esta extraordinaria situación que, sin duda, puede generar volatilidad e inestabilidad en los mercados.