El 2022 fue un año en el que las preocupaciones por superar el Covid definitivamente dejaron paso al inicio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que cambió por completo el panorama geopolítico y económico. La guerra agravó las presiones inflacionistas por la subida de las materias primas y la inflación ha sido […]
El 2022 fue un año en el que las preocupaciones por superar el Covid definitivamente dejaron paso al inicio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que cambió por completo el panorama geopolítico y económico. La guerra agravó las presiones inflacionistas por la subida de las materias primas y la inflación ha sido el principal caballo de batalla para los bancos centrales durante todo el año que acabamos de terminar.
Actualmente, sin embargo, las principales incógnitas vienen de la mano del crecimiento económico, en un contexto en el que parece que la inflación ha iniciado, aunque de forma leve, su descenso.
Los tambores de recesión a ambos lados del Atlántico sonaban con fuerza a finales del 2022, pero este temor se ha incrementado durante las primeras semanas del nuevo año.
Sin embargo y pese a que el futuro inmediato no es demasiado halagüeño, los mercados mantienen una racha positiva prácticamente en la totalidad de las sesiones transcurridas en lo que va de año.
La pregunta después de la racha de subidas en los mercados de renta variable, es si se trata de un repunte pasajero o si verdaderamente es el momento de volver a confiar en su buen comportamiento, tras las importantes caídas que sufrió en el 2022.
El inicio del 2023 está sorprendiendo por el optimismo en los mercados. Solo durante la primera semana del año, el Ibex 35 consiguió anotarse incrementos del 5,7% y borrar con ello las pérdidas acumuladas durante el año pasado.
El optimismo en la renta variable podría venir de un mejor comportamiento en el mercado de las materias primas, que han relajado la tensión en sus precios durante las últimas semanas.
Sin embargo, la situación económica en el corto plazo no ha mejorado con respecto a los malos datos que provocaron las recientes caídas en los mercados bursátiles.
Por un lado, como afirma François Rimeu, de La Française AM, es “casi imposible tener una idea clara de dónde acabaremos” en cuanto a la inflación, aunque la historia muestra que “una recesión casi siempre va acompañada de una fuerte caída de la inflación, por el aumento del desempleo”.
El 2023 traerá respuestas sobre la línea de actuación precisa de los bancos centrales. La Française AM, afirma que “si la inflación no baja al 2-3%, sino que sigue siendo más alta debido a un mercado laboral aún tenso”, los bancos centrales tendrán que decidirse entre entrar en recesión o aceptar una inflación elevada.
Si algunos sectores como las criptodivisas o el sector tecnológico ya han mostrado debilidad, es probable que otros segmentos del mercado sufran también en el 2023.
Además, recientemente se han conocido advertencias de firmas como BNP o Bank of America sobre lo excesivamente optimista que estaría siendo el mercado en este inicio del año.
En pleno inicio de la campaña de resultados correspondientes al último trimestre del 2022, no caería por sorpresa que los mercados se vinieran debajo de nuevo ya que las compañías mantienen sus Profit Warning y revisiones a la baja de sus beneficios.
BNP Paribas, va un paso más allá y advierte de importantes caídas en la renta variable europea para el corto plazo.
Bank of America, advierte de unos próximos datos macroeconómicos negativos que podrían lastrar al mercado y señala que el mejor momento para entrar en la renta variable, sería cuando el periodo de datos macro negativos llegara a su fin.
Según señala François Rimeu, estratega jefe de La Française AM, un crecimiento más débil y la disminución de las presiones inflacionistas, así como unos beneficios empresariales que se revisarán a la baja hace que “elijamos la renta fija ante la renta variable y los activos con bajo riesgo antes que los de menor calificación”.