Si los mercados ya tenían suficientes incertidumbres con la política monetaria, la inflación y la presentación de resultados empresariales, ahora el riesgo geopolítico se ha incorporado a estos elementos que tener en cuenta. Se trata del conflicto entre Ucrania y Rusia. Las alarmas se dispararon después de que Rusia haya enviado a 100.000 solados a bordear la frontera con Ucrania, algo que ha obligado a este país a pedir ayuda a Estados Unidos o el Reino Unido, entre otros. Putin acusa al país europeo de convertirse en una base militar encubierta de la OTAN y que el envío de armas por parte de Occidente a Ucrania es “altamente peligroso”. Por el momento, no se ha producido la temida invasión rusa, pero Estados Unidos y Reino Unido ya han ordenado la salida de su personal diplomático de Kiev para evitar riesgos.

Más allá del conflicto y de los motivos que lo han generado, los mercados miran nerviosos a lo que ocurre en el este del Viejo Continente. “No creo que los mercados puedan valorar lo que puede ocurrir en este tipo de acontecimientos. El resultado es sólo binario a un nivel muy simplista (Rusia invade o no), pero incluso eso plantea la cuestión de a qué deberían responder los mercados. Por supuesto, los activos seguros se comportarían muy bien, la renta variable se hundiría debido a los riesgos para el crecimiento económico, y el dólar se dispararía frente al euro porque una guerra en Ucrania sería un problema práctico muy inmediato para Europa (refugiados, precios del gas natural aún más altos, la necesidad de una respuesta unida por parte de las naciones de la UE)”, explica Chris Iggo, CIO core investments de la gestora de fondos de inversión AXA.

Si el escenario ya da miedo de por sí, podría complicarse todavía más en base a la respuesta de Occidente, lo brutal que se volvería el conflicto, si Bielorrusia entraría en la contienda y qué sanciones o acciones financieras y económicas tomarían ambos bandos.

Las exportaciones de gas y petróleo

Uno de los motivos que explican la mayor tensión entre Europa y Rusia es que “las exportaciones rusas a la UE podrían verse materialmente afectadas por la propuesta de la UE de un mecanismo de ajuste fronterizo al carbono. La reducción de las consecuencias financieras de esta tarifa al carbono por parte de la UE, que podría ampliarse para incluir el petróleo y el gas rusos, depende de un enfoque indulgente por parte de Bruselas, algo que parece poco probable ante del actual clima diplomático”, comenta Levon Kameryan, analista senior de Scope Ratings.

Sin embargo, aunque una menor dependencia de los combustibles fósiles rusos afectaría a la economía del país en el largo plazo, el conflicto actual puede suponer un gran riesgo para el crecimiento y las economías europeas. “Rusia tiene una fuerte carta que jugar en términos de suministro de gas natural a Europa y un mayor aumento de los precios podría hacer un daño real a las economías europeas, incluyendo el Reino Unido”, comenta Iggo.

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