China ha insuflado temor en los mercados en las últimas semanas debido a las decisiones tomadas sobre la restricción del consumo de electricidad por parte de las empresas, la crisis de Evergrande o el aumento del riesgo regulatorio que ha provocado fuertes caídas en las tecnológicas. China está aumentando considerablemente el riesgo regulatorio este año, […]
BolsasChina ha insuflado temor en los mercados en las últimas semanas debido a las decisiones tomadas sobre la restricción del consumo de electricidad por parte de las empresas, la crisis de Evergrande o el aumento del riesgo regulatorio que ha provocado fuertes caídas en las tecnológicas.
En los últimos meses, China ha estado impulsando la “prosperidad común”, lo que significa reducir la desigualdad de ingresos y controlar a los multimillonarios. En lugar del capitalismo de los accionistas, China está hablando de un capitalismo, donde los clientes, los empleados e incluso los gobiernos locales tienen voz en la forma en que las empresas hacen negocios y distribuyen sus beneficios. Toda intervención gubernamental genera un clima de incertidumbre entre los inversores, negativo para los mercados.
En las últimas semanas, varias de las compañías más representativas de la industria de los videojuegos, Didi (el Uber chino), Tik Tok o incluso las criptomonedas han sufrido estas limitaciones. El exceso de regulación o un marco jurídico inestable ahuyenta a los inversores y como ejemplo, la diferencia en el comportamiento durante la última década de los dos gigantes mundiales del ecommerce Amazon y Alibaba, que se ha visto sujeta continuas multas desorbitadas por violar la ley antimonopolio.
Las compañías inmobiliarias en China tienen un alto endeudamiento, y en el caso de que se frene la demanda de viviendas, los precios y el valor de sus activos podrían caer. El gran temor es que esta crisis se traslade al sector financiero, ya que soporta la mayor parte de este endeudamiento. Sin embargo, la dificultad que existe para invertir en China hace que el impacto de esta crisis pueda ser menos globalizado, ya que la mayor parte de acreedores son locales.
El sector inmobiliario tiene un peso cercano al 25% del PIB en China, lo que le convierte en uno de sus principales motores de crecimiento. Las estimaciones más pesimistas pronostican una caída en términos de PIB de tres puntos, hasta el 4%, lo que sería el peor dato de los últimos 30 años. China es el mayor exportador de materiales básicos del mundo, por lo que una caída en su producción podría seguir elevando todavía más los precios. Esta situación conlleva un estrechamiento de los márgenes de beneficios y más presiones de inflación.
La represión contra el consumo de energía está siendo impulsada por la creciente demanda de electricidad y el aumento de los precios del carbón y el gas, así como por los estrictos objetivos de Beijing para reducir las emisiones. Llega primero a las gigantescas industrias manufactureras del país, desde fundiciones de aluminio hasta productores de textiles y plantas de procesamiento de soja, se está ordenando a las fábricas que frenen la actividad o, en algunos casos, que cierren por completo.
Casi la mitad de las regiones de China no cumplieron con los objetivos de consumo de energía establecidos por Beijing y ahora están bajo presión para frenar el uso de energía. Entre los más afectados se encuentran Jiangsu, Zhejiang y Guangdong, un trío de potencias industriales que representan casi un tercio de la economía de China.
Pero la crisis energética de China es en parte causada por ella misma, ya que el presidente Xi Jinping intenta garantizar cielos azules en los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing el próximo febrero y muestra a la comunidad internacional que se toma en serio la descarbonización de la economía.
Desde luego que esta medida va a provocar que las cadenas de suministro se vean todavía más tensionadas, por lo que las empresas industriales podrán producir todavía menos, condicionado la fabricación de diversos dispositivos, ya que otros países dependen de componentes fabricados en China. Esto podría añadir más presión sobre la inflación y dañar las cuentas de las compañías que dependen de proveedores chinos.
Es difícil que lo podamos ver en el corto plazo, ya que para ello deben buscar otra alternativa que les ofrezca las mismas ventajas competitivas. Durante las últimas tres décadas China se ha especializado como uno de los principales centros manufactureros a nivel mundial, lo que les ha permitido tener una mayor especialización actualmente.
Es momento de mantenerse a la espera, aunque Evergrande termine quebrando, el repunte de la actividad económica a nivel global podría compensar esta caída de la demanda y mantener intactas las perspectivas de crecimiento. El gigante asiático fue la primera potencia en recuperar el crecimiento tras la pandemia, y se está aprovechando de la recuperación del resto del mundo. Aunque un desplome de la actividad inmobiliaria podría generar turbulencias, no consideramos que esta situación pueda provocar una crisis a nivel global en el corto plazo.
Evergrande y Fantasía Holdings, ¿debe temer el mercado un derrumbe del sector inmobiliario chino?
¿Qué lectura hacen los expertos de la crisis de Evergrande y su impacto en los mercados?
China avisa a los gobiernos locales: el gigante asiático se prepara para la caída de Evergrande