Las perspectivas para 2021, en términos generales, señalan una recuperación macroeconómica tras la pandemia y los confinamientos de 2020 y, al mismo tiempo, un buen año para el mercado, especialmente para los activos cíclicos. Aunque todo dependerá del ritmo de vacunación – Europa quiere llegar al 70% en verano – lo cierto es que el […]
BolsasLas perspectivas para 2021, en términos generales, señalan una recuperación macroeconómica tras la pandemia y los confinamientos de 2020 y, al mismo tiempo, un buen año para el mercado, especialmente para los activos cíclicos. Aunque todo dependerá del ritmo de vacunación – Europa quiere llegar al 70% en verano – lo cierto es que el consenso apunta a un buen 2021 en términos generales. Sin embargo, y pese a este consenso común, existen cuatro principales riesgos de mercado que podrían hacer tambalear la economía.
El primer punto de preocupación son las excesivas valoraciones que hay en el mercado, especialmente en la renta variable. “Como consecuencia de los bajos tipos de interés prolongados en el tiempo y los estímulos de las autoridades económicas, estos activos están sobrevalorados y, si se pone en cuestión que vamos a seguir con unas rentabilidades de los bonos gubernamentales tan bajas o que se pueden retirar los estímulos, por un repunte fuerte de la economía o de la inflación, podrían producirse importantes caídas en los mercados”, señalan desde la gestora Diaphanum.
Sin embargo, para el analista Gerardo Ortega, “es incuestionable que la renta variable americana en un momento dado va a corregir, pero no hace falta ni que aparezca un cisne negro. Tampoco creo que la corrección sea por una sobrevaloración o de una burbuja”. Ortega explica que a nivel técnico la bolsa americana lleva sin corregir, salvo pequeñas caídas, desde el año 2009. “Todo este movimiento al alza tiene que ser ajustado porque es la forma natural en la que se mueve el mercado, pero el cuándo va a ser es imposible de saber. Esta corrección puede darse en 2030 o en 2021”, sostiene.
Sin duda la aparición de una cepa que obligue a reforzar las medidas restrictivas puede suponer un gran problema, especialmente si las vacunas actuales no resultan eficaces contra estas nuevas variantes. Esty Dwek, Head of Global Market Strategy de Natixis Investment Solutions, señalaba por su parte que, pese a que la nueva cepa no cambiará las perspectivas a medio plazo, pues ya somos conscientes de que este invierno en Europa va a ser duro, sí que advierte que “será necesario tener en cuenta medidas más estrictas para los próximos meses”, algo que podría conducir a “retrocesos temporales del mercado, aunque la visión a largo plazo sigue siendo constructiva”.
Pese al reciente cambio de gobierno en EE.UU., y la llegada al poder de Joe Biden, “todavía sigue latente la posibilidad de un recrudecimiento de la guerra comercial entre EE.UU. y China, así como otros riesgos aparejados, aunque todavía improbables, como una desaceleración de las economías asiáticas o un precio del petróleo excesivamente alto o bajo (el rango de 50/60 dólares por barril sería un nivel cómodo para productores y consumidores)”, comentan en Diaphanum. Aunque, en términos generales se espera que la política comercial de los Estados Unidos sea ahora más previsible.
El peso de la deuda mundial sobre el PIB aumentó en 35 puntos porcentuales en 2020. En la crisis financiera de 2008 el aumento supuso 25 puntos del PIB en dos años (2008 y 2009). Gran parte de la subida en deuda viene asumida por los gobiernos, que sitúan su endeudamiento global en el 105% del PIB mundial, frente a niveles de 88% en 2019. “Se trata del riesgo más importante en el largo plazo. Después de todas las políticas de apoyo a la economía que se están llevando a cabo por los gobiernos y los bancos centrales, el nivel de deuda sobre PIB se está disparando, lo que reduce las posibilidades de nuevos estímulos en el futuro”, añade la gestora Diaphanum.