Tras las elecciones de Estados Unidos, Pfizer y Moderna anunciaron que habían logrado unas vacunas contra la COVID-19. Rápidamente, los mercados arrancaron una recuperación fuerte, especialmente en aquellos sectores que menos se habían recuperado. Sin embargo, el optimismo de esos primeros momentos ha dado paso a una incertidumbre por la campaña de vacunación. “Creemos que […]
BolsasTras las elecciones de Estados Unidos, Pfizer y Moderna anunciaron que habían logrado unas vacunas contra la COVID-19. Rápidamente, los mercados arrancaron una recuperación fuerte, especialmente en aquellos sectores que menos se habían recuperado. Sin embargo, el optimismo de esos primeros momentos ha dado paso a una incertidumbre por la campaña de vacunación. “Creemos que el optimismo continuado sobre la eficacia de la vacuna y su distribución es necesario para mantener el apetito por el riesgo en condiciones robustas. Los cuellos de botella en la distribución y suministro no serán bien recibidos”, asegura Craig Burelle, analista senior de Estrategias Macro de Loomis Sayles.
Por su parte, la expansión de la pandemia sigue haciendo estragos a nivel global. En ese sentido, toma más importancia la celeridad de la campaña de vacunación. Es evidente que no va a ser un proceso rápido, mucho menos instantáneo, pero todo hace pensar que a medida que avance el año, la “nueva normalidad” será algo más que un deseo. “Con ello volverá a ponerse en marcha la auténtica máquina económica que mueve el mundo: el consumo. En este sentido, será extraordinariamente importante la amplitud y eficacia de las políticas de impulso fiscal que implementen los distintos gobiernos. Para llegar a esa fase, es esencial que las empresas sobrevivan al duro invierno, lo que muchas no lograrán sin ayuda”, señala Pedro del Pozo, director de inversiones financieras en Mutualidad de la Abogacía.
El mercado espera nuevos estímulos fiscales y medidas de los bancos centrales en los próximos meses. “En realidad, caben pocas dudas acerca de este apoyo. Para ser exactos, la falta del mismo supondría el colapso general de la deuda mundial, un auténtico suicidio económico. Nada hace pensar que esto puedo ocurrir. La cuestión es más bien de índole cuantitativa y cualitativa, es decir, cuánto dinero van a destinar a programas de ayuda monetaria y cómo lo van a implementar”, asegura del Pozo.
Burelle también advierte de que “para que las vacunas COVID-19 lleguen a la mayoría de la población mundial se tardarán varios trimestres”. Algo que repercutirá de forma directa en la política monetaria, que “seguirá siendo acomodaticia”, según el experto. También señala que otra ronda de estímulo fiscal para los consumidores estadounidenses debería ayudar a impulsar el consumo en el primer trimestre de 2021, “cuando esperamos que el crecimiento se modere”.
En cuanto a las perspectiva de la economía global, “creemos que la economía de China podría alcanzar los niveles de PIB anteriores en la primera mitad de 2021, seguida por los Estados Unidos en el tercer trimestre. La eurozona y Japón no podrán superar los anteriores niveles máximos de producción antes del primer trimestre de 2022. Esperamos un aumento de las ganancias corporativas que coincida con un rebote anticipado de la actividad económica en los próximos 12 a 18 meses. Los mejores ingresos deberían llevar a una mejora orgánica en la métrica de apalancamiento de las empresas, que se disparó durante el descenso, al multiplicarse la emisión de bonos corporativos”, advierte el analista senior.