La Ley de Ciencia y Chips busca reforzar la industria de semiconductores en Estados Unidos con 50.000 millones de dólares
BolsasDirigentes Digital
| 03 jul 2024
Uno de los sectores que más han tirado de los mercados financieros en los últimos meses es, sin duda, el de los chips. Desde la llegada de la pandemia, los semiconductores se posicionaron como un área cada vez más estratégica para el conjunto de la economía. Sin embargo, los últimos movimientos de los demócratas en los Estados Unidos pueden hacer tambalear a algunas compañías dentro del sector, ¿qué está pasando?
Tras la pandemia, la globalización se ha frenado y los diferentes países han buscado reducir la dependencia de China y de Asia en general. En este sentido, uno de los sectores más afectados por esta nueva tendencia es el de los semiconductores, un mercado en el que la fuerte dependencia de Taiwán provocó una subida notable de los precios o, incluso falta de stock, en coches o electrodomésticos en general.
Lo cierto es que la compañía TSMC tiene una gran posición de mercado con una cuota superior al 60%. Por tanto, la dependencia de compañías automovilísticas, tecnológicas e industriales sobre el fabricante taiwanés es muy grande. Por eso, tanto Estados Unidos como Europa quisieron aprobar planes para reforzar este sector en sus fronteras.
Concretamente, la Ley de Ciencia y Chips, presentada por el Gobierno de Estados Unidos en febrero de 2022, es una iniciativa destinada a reforzar la investigación y producción de semiconductores en el país, asignando 50.000 millones de dólares en financiamiento directo y préstamos para impulsar la industria.
Compañías como Intel, el principal líder americano, recibieron sumas importantes de dinero público para mejorar sus infraestructuras y capacidad de fabricación con la intención de reducir la dependencia de TSMC. En datos, esta empresa recibió nada más y nada menos que 8.500 millones de dólares de fondos públicos.
El problema radica en que, en lugar de utilizar ese dinero para la inversión en infraestructura y capacidad de fabricación, Intel destinó cerca de 7.300 millones de euros en recomprar acciones en el mercado haciendo subir la cotización de la empresa. Una decisión que ha levantado las críticas en los Estados Unidos.
De hecho, un grupo de congresistas demócratas han remitido una carta a la Secretaria de Comercio Gina Raimondo para que se instale un control más fuerte sobre el flujo de fondos que el Estado está inyectando en las compañías de chips con la finalidad de competir con Asia. Al menos, la intención que ahora muestran los demócratas es la de prohibir tajantemente la recompra de acciones.
Así, si el gobierno americano decide cortar el grifo o hacer controles más exhaustivos sobre las compañías de semiconductores, estas pueden sufrir en bolsa tanto a nivel reputacional como en su balance financiero. Especialmente, una de las más perjudicadas puede ser Intel, que en marzo había recibido la aprobación de una inversión pública de 20.000 millones de dólares en varias fases.
En definitiva, la Ley de Ciencia y Chips busca reforzar la industria de semiconductores en Estados Unidos con 50.000 millones de dólares. Sin embargo, el uso de fondos públicos por parte de Intel para recomprar acciones en lugar de invertir en infraestructura ha generado críticas. Los demócratas proponen controles más estrictos, lo que podría afectar negativamente a la empresa tanto en reputación como financieramente.