A pesar de un contexto geopolítico adverso, una Reserva Federal que se mueve con rapidez, una China que se ralentiza y una inflación mundial persistente; los bonos locales de los mercados emergentes se han mostrado sorprendentemente resilientes en la primera parte de 2022. Nuestra perspectiva para el resto del año es que, a pesar de […]
A pesar de un contexto geopolítico adverso, una Reserva Federal que se mueve con rapidez, una China que se ralentiza y una inflación mundial persistente; los bonos locales de los mercados emergentes se han mostrado sorprendentemente resilientes en la primera parte de 2022. Nuestra perspectiva para el resto del año es que, a pesar de estos mares tempestuosos, los bonos locales de los mercados emergentes seguirán surcando estas olas a toda vela.
El mercado de deuda en divisa local de los mercados emergentes es un barco mucho más grande y estable que el mercado tradicional en divisa fuerte. A continuación, detallamos en tres puntos por qué nuestro universo opera bajo fuerzas gravitacionales muy diferentes al dominio de la renta fija en divisa fuerte:
Esto explica por qué el cambio hacia la financiación local ha sido una prioridad de los Tesoros en muchos de los grandes ME en las últimas décadas. Este viraje permite a los gestores de la deuda local y a los bancos centrales afinar el equilibrio entre la oferta y la demanda en sus mercados de bonos. Esta es también parte de la razón por la que la proporción de propiedad extranjera de la deuda soberana ha experimentado un descenso estructural desde antes de la Gran Crisis Financieras: no es sólo el éxodo de los inversores extranjeros durante los tiempos difíciles, sino también el hecho de que estos mercados de bonos locales se han expandido gracias a la financiación de su propia base de inversores institucionales emergentes.
Hay cuatro factores clave que vemos que impulsan este barco en 2022:
Nuestra propuesta de inversión consiste en obtener rendimientos en el universo de los bonos en divisa local. Es en este mercado, en el que los rendimientos reales que se ofrecen actualmente están en máximos históricos, las divisas están infravaloradas y los inversores invierten poco en ellas y los bancos centrales locales controlan las condiciones de financiación, donde planteamos nuestra perspectiva optimista. Los últimos años han sido difíciles para los tipos locales, ya que los activos globales más tradicionales han superado a los locales, y los bancos centrales de los mercados emergentes se han visto obligados a endurecer sus políticas de forma significativa; creemos que ahora nos estamos acercando a un equilibrio muy singular; las fuerzas que hemos descrito parecen estar ya impulsando esta clase de activos, que ha estado avanzando a pesar de los mares tormentosos.