Durante el mes de agosto, concretamente el día 2, entró en vigor el nuevo ‘green MIFID’, que modifica el test de idoneidad de los inversores para preguntarles acerca de sus preferencias de sostenibilidad. Algo que Andrea González, subdirectora de Spainsif, califica como “el broche final de la estrategia de la Unión Europea” y que puede […]
Durante el mes de agosto, concretamente el día 2, entró en vigor el nuevo ‘green MIFID’, que modifica el test de idoneidad de los inversores para preguntarles acerca de sus preferencias de sostenibilidad. Algo que Andrea González, subdirectora de Spainsif, califica como “el broche final de la estrategia de la Unión Europea” y que puede generar un embrollo regulatorio en el corto plazo para las gestoras.
Considero que es algo positivo preguntar al cliente final sobre sus preferencias de sostenibilidad y que estas respuestas, de alguna manera, pasen a formar parte de los criterios de oferta de producto. Este es el broche final de la estrategia de la UE en materia de finanzas sostenibles: el estímulo de la demanda. Buena parte de las herramientas y normas de divulgación que se han puesto en marcha en los últimos años van encaminadas a este momento: SFDR y taxonomía, entre ellas; para dar respuesta a el primero de los objetivos del Plan de Acción en Finanzas Sostenible: canalizar capitales hacia objetivos de sostenibilidad; entre ellos, el ahorro del cliente retail incentivado a través de los cambios en MiFID II. Ya se ha trabajado y se sigue trabajando en cómo deben ser los productos de inversión en clave regulatoria, y ahora se busca estimular la demanda.
Puede ser que decir que esto es suficiente tal vez sea mucho pedir al test de idoneidad per se, pero sí es necesario hacerlo. Yo creo que es necesario preguntar al cliente y tener una conversación con él sobre cómo las cuestiones ESG pueden interactuar con sus inversiones. Incentivar la demanda en su conjunto requiere de más sucesos compaginados; entre ellos, se debe acompañar de una oferta de producto sostenible atractiva y competitiva de mercado, una base de conocimiento sobre aspectos de sostenibilidad tanto del asesor como del cliente, una mayor y más robusta información de sostenibilidad corporativa, etc.
Por el momento, las encuestas al cliente retail muestran que tiene un gran interés por este tipo de producto, aunque también es cierto que en la realidad se puede traducir a unos volúmenes más moderados de inversión sostenible de lo esperado, pese a ese gran interés apreciable. Creo que en esto, esta brecha entre interés y después demanda real, influyen factores más allá de las preferencias de los clientes como la dificultad para comprender las implicaciones de los términos utilizados en las preguntas sobre preferencias de sostenibilidad o la disponibilidad de oferta de producto sostenible de acuerdo con los límites del marco regulatorio presente.
Hay que reconocer que, debido a que los tiempos de entrada en vigor responden a una serie de acumulaciones de retrasos en el desarrollo de distintas normas, el calendario final que se ha establecido no responde a un orden necesariamente lógico. Se comienza a preguntar a los clientes finales el 2 de agosto de 2022 sobre cuestiones conectadas con la Taxonomía Verde y los RTS de SFDR, dos aspectos que todavía no han entrado en vigor para las gestoras y que son textos que están en estos momentos bajo revisión. A este respecto, es posible anticipar unos meses de trabajo en "modo laboratorio" hasta que entre todo el marco en vigor y se pueda digerir el aterrizaje de todas las piezas regulatorias.
Poner una fecha puede ser complicado, porque no hay nada establecido todavía. Pero, algunos movimientos interesantes que veremos durante los próximos meses son la propuesta de regulación sobre Ratings ESG, el desarrollo de los ESRS de EFRAG, los objetivos no-climáticos de la taxonomía verde y la revisión de la guía de supervisión a nivel EU para, precisamente, MIFID II y las cuestiones de sostenibilidad.