Hace unas semanas uno de los restaurantes más importantes de Manhattan anunciaba su intención de eliminar la carne de vacuno de sus menús. Según Boston Consulting Group and Kearney se trata de una nueva tendencia que no ha hecho más que empezar y que está creciendo globalmente. Además, en E.E.U.U. cada vez es más común […]
Hace unas semanas uno de los restaurantes más importantes de Manhattan anunciaba su intención de eliminar la carne de vacuno de sus menús. Según Boston Consulting Group and Kearney se trata de una nueva tendencia que no ha hecho más que empezar y que está creciendo globalmente. Además, en E.E.U.U. cada vez es más común observar cómo en las cafeterías corporativas y los comedores de los colegios se está empezando a reducir considerablemente el consumo de carne de vaca
Hay algo que tenemos claro: se necesita reducir las emisiones de combustibles fósiles y de la ganadería, responsables del 14,5% de emisiones Gases de Efecto Invernadero (GEI), si se quiere frena el calentamiento global, Los alimentos de origen animal de vacuno son nutritivos y especialmente importantes en las dietas en los países en desarrollo, pero ineficientes en el uso de recursos. Los animales rumiantes de mayor talla tienen tasas de crecimiento y reproducción más bajas que los cerdos y/o las aves de corral, por lo que requieren una mayor cantidad de alimento por unidad de carne producida. Por no mencionar cómo la mayor parte de campos y cultivos son regados con pesticidas o plaguicidas.
La producción de carne de vacuno es cada vez más eficiente. Las mejoras en la eficiencia de la producción ganadera pueden reducir considerablemente el uso de la tierra y las emisiones por kilo de carne. Por otro lado, el aumento de la producción de carne requiere mayores cantidades de tierra y todavía a día de hoy, por increíble que parezca, los bosques se talan para nuevos pastos. La deforestación resultante podría aumentar las emisiones globales lo suficiente como para poner fuera de alcance el objetivo global de limitar el aumento de temperatura a 1,5-2 grados.
Los animales rumiantes al digerir pastos y plantas emiten metano, un potente gas de efecto invernadero.Para ponerlo en contexto, 1 tonelada de Metano equivale a 25 toneladas de CO2. La buena noticia es que cada vez existen más tecnologías emergentes/nuevas que pueden reducir el metano que emiten las vacas, o mejorar la gestión del estiércol, por ejemplo.
Una alternativa a la carne de vacuno convencional podría ser la carne cultivada de laboratorio.La carne cultivada se crea extrayendo células madre de los músculos de los animales y alimentándolos con los nutrientes necesarios para que se multipliquen, formando eventualmente tejido muscular. Este proceso da como resultado un producto que es celularmente idéntico a la carne animal producida convencionalmente. A pesar de que suena a ciencia ficción, la tecnología en este espacio se está desarrollando rápidamente. Las inversiones en carne cultivada no se han limitado al sector privado. Pero tampoco esto es perfecto, ya que la producción de carne cultivada es un proceso que consume mucha energía. El uso de energía renovable en el proceso de producción podría compensar los altos costos de producción y las emisiones de GEI.
La mayoría de las empresas de carne cultivada presentan niveles bajos de informes de gobernanza y riesgos en cuestiones que incluyen la diversidad en sus consejos, la remuneración de los ejecutivos y la objetividad de la auditoría. En 2017 casi toda la junta directiva de EAT Just se retiró tras las acusaciones de manipulación de ventas y etiquetado incorrecto de productos.
Por otro lado, los datos sobre nutrición y seguridad de la carne cultivada son limitados, por lo que se abre un debate sobre su perfil nutricional.
Transición justa: la industria de la carne cultivada tiene el potencial de perturbar gravemente la industria de la carne, lo que resulta en problemas sociales graves a través de la pérdida de puestos de trabajo en la cadena de suministro y pérdidas financieras por activos varados, como granjas y equipos.
Poniendo sobre la mesa los pros y los contras de las distintas alternativas,habrá que esperar a alcanzar la paridad de precios,y tener una mayor claridad acerca de sus atributos positivos para que se pueda considerar la carne cultivada como alternativa a la natural. Confiemos de momento en las nuevas tecnologías aplicadas en la producción de carne de vacuno convencional, que harán a la industria más eficiente y menos contaminante, y en la tecnología de la carne cultivada. Una vez más estamos en manos de los avances tecnológicos.