Las valoraciones de los bonos corporativos con grado de inversión parecen un poco ajustadas y no reflejan realmente los fundamentales de las compañías. Sin embargo, mientras los bancos centrales sigan desplegando estímulos monetarios, el riesgo de que los diferenciales se amplíen significativamente es limitado. De cara al futuro, la selección individual del riesgo crediticio adquiere […]
Las valoraciones de los bonos corporativos con grado de inversión parecen un poco ajustadas y no reflejan realmente los fundamentales de las compañías. Sin embargo, mientras los bancos centrales sigan desplegando estímulos monetarios, el riesgo de que los diferenciales se amplíen significativamente es limitado.
De cara al futuro, la selección individual del riesgo crediticio adquiere mayor importancia, justo en un entorno en el que las valoraciones a nivel de índice general siguen estando claramente ajustadas. En algunas áreas del mercado, la dispersión en relación con su historia es alta y encontrar oportunidades atractivas requiere un profundo análisis fundamental.
Hay un número significativo de bonos al borde de ser degradados por debajo de la categoría de grado de inversión. La selección de los que mantendrán el grado de inversión será la clave del éxito cuando se invierta en bonos corporativos este año.
A nivel global, estamos cerca de la neutralidad en cuanto al riesgo crediticio, pero seguimos viendo oportunidades en sectores en los que algunos nombres pueden tener un mayor margen de ajuste, como la energía, los productos químicos y la tecnología. Estamos infraponderados en sectores en los que encontramos menos oportunidades, como las comunicaciones, los bienes de consumo y las finanzas. En estas industrias es muy importante hacer los deberes.
Lo que ocurrió en la clase de activos de bonos con grado de inversión en 2020 fue único. En un año, experimentamos un ciclo de crédito que normalmente puede durar de seis a diez ejercicios. En marzo, el diferencial global de los bonos corporativos se amplió desde menos de 100 puntos básicos hasta más de 300 puntos básicos, y posteriormente volvió a 100 puntos básicos en nueve meses, que es donde estamos ahora. La recuperación comenzó después de que los bancos centrales intervinieran en marzo y abril para dar a los mercados un impulso de confianza. En estos momentos, el nivel al que cotiza el crédito corporativo ha incluído por completo en el precio la debilidad de los fundamentales de las compañías.
En algunos meses del año pasado, el enorme volumen de nuevas emisiones se mantuvo en un nivel récord, justo a raíz del apoyo de los bancos centrales. Ante la incertidumbre de las perspectivas, las empresas aprovecharon este apoyo monetario para adelantar su financiación. Esto ofreció atractivas oportunidades, con concesiones de nuevas emisiones de hasta 100 puntos básicos.
Al estar posicionados de forma defensiva al principio de las caídas, teníamos algo de pólvora seca o efectivo para aumentar nuestra posición de riesgo, con nombres atractivos que antes eran demasiado caros, que se abarataron y emitieron nueva deuda. No obstante, gracias a un equipo compuesto por 15 analistas de emisiones con grado de inversión que se benefician de nuestra amplia red de más de 170 analistas de renta variable, seguimos siendo selectivos y utilizamos plenamente nuestra posición única para hablar con cada una de las empresas y comprender plenamente su propuesta.