El año 2020 supuso una enorme prueba de resistencia para la sociedad y los mercados financieros. Co-mo consecuencia de todo lo ocurrido, las economías y el empleo se enfrentan a dificultades. En el pasa-do, los bancos centrales han desempeñado un papel crucial en el mantenimiento de la estabilidad; espe-ramos que esta tendencia se mantenga en […]
El año 2020 supuso una enorme prueba de resistencia para la sociedad y los mercados financieros. Co-mo consecuencia de todo lo ocurrido, las economías y el empleo se enfrentan a dificultades. En el pasa-do, los bancos centrales han desempeñado un papel crucial en el mantenimiento de la estabilidad; espe-ramos que esta tendencia se mantenga en 2021 y en adelante, ya que creemos que no tienen otra op-ción que sostener el crecimiento. No se trata tanto de una consecuencia pandémica como del resultado de los cambios estructurales derivados de la digitalización, la cuarta etapa de la Revolución Industrial, que comenzó en el periodo 2007-2009 con la introducción del iPhone.
La Covid-19 es un catalizador que aceleró la conectividad de dispositivo a dispositivo, que nos permitió estar conectados y trabajar durante los peores momentos de la pandemia. El uso de las aplicaciones también está cambiando las prácticas y las preferencias de los consumidores, lo que significa que los trabajos más rutinarios con menores requisitos de cualificación se están contrayendo a un ritmo más rápi-do.
Los bancos centrales reconocen la necesidad de seguir apoyando sus economías. A medida que la tec-nología sigue avanzando y sustituyendo los trabajos rutinarios, no sería sorprendente que estos em-pleos, y en particular el papel del ser humano en ellos, dejaran de existir después de la pandemia.
Esta tendencia a la polarización del empleo pone bajo presión el poder adquisitivo de los consumidores. Menos consumo significa que seguirá escaseando la inflación, lo que se traduce en una continuidad de los tipos bajos, posiblemente incluso para siempre, para que las economías sigan funcionando. En otras palabras, los bancos centrales tendrán que seguir con sus programas de compra de bonos durante mu-cho tiempo.
La creencia de que hemos entrado en un ciclo de recuperación y de que esperamos un crecimiento eco-nómico positivo en 2021, nos ha llevado a identificar algunos factores importantes:
Los tipos bajos incitan a la gente a consumir, consolidando la recuperación económica; el Despliegue de la vacuna, ya que es una experiencia nueva, pero en general, los volúmenes de producción aumenta-rán, y esperamos que la inmunidad del rebaño se logre en algún momento de este verano; y, por último, la recuperación económica en diferentes partes del mundo seguirá ganando fuerza. Aunque sigamos viendo confinamientos parciales, esperamos que la mayor parte de la recuperación se produzca proba-blemente durante el segundo semestre de este año.
A finales de 2021, tenemos muchas esperanzas de recuperar los niveles de crecimiento anteriores a la crisis. Además del apoyo de los bancos centrales, contamos con los programas de estímulos de los paí-ses como el de la nueva Administración Biden. Pero, con un déficit de 10 millones de empleos en EE.UU., la gente seguirá consumiendo, pero a niveles que no crearán una gran inflación de forma soste-nible, aunque podríamos ver algunos picos de inflación.
Este contexto, por tanto, permitirá que en 2021 se produzca un gasto público expansivo a través de ma-yores programas de compras de bonos del tesoro que asegurarán la recuperación y apoyarán un exceso de rentabilidad positiva tanto en el crédito con grado de inversión como en el de alto rendimiento.