Tras permanecer carrada durante más de dos años por la pandemia, la economía china ha vuelto a abrirse y con ello se ha reavivado la esperanza para el comercio a nivel mundial. Los organismos internacionales esperan un crecimiento para la economía china del entorno al 5% para este año, mejorando las previsiones del FMI para […]
Tras permanecer carrada durante más de dos años por la pandemia, la economía china ha vuelto a abrirse y con ello se ha reavivado la esperanza para el comercio a nivel mundial. Los organismos internacionales esperan un crecimiento para la economía china del entorno al 5% para este año, mejorando las previsiones del FMI para las economías de los países desarrollados.
Las previsiones de crecimiento hacen que muchos inversores se planteen invertir en la bolsa y en las empresas chinas, que se han visto muy penalizadas por la guerra comercial con Estados Unidos y posteriormente con la crisis de la Covid-19, ante las expectativas de una desaceleración económica para los principales países desarrollados.
El profesor de EAE Business School, Josep Bertrán, sostiene que durante los últimos meses un aumento del optimismo de los inversores y una mejora de la confianza en que la economía china vuelva a gozar de un mayor dinamismo “ha tenido un efecto positivo sobre el comportamiento del mercado bursátil”.
Sin embargo, como explica Antonio Castelo, analista de iBroker, no hay que olvidarse de “los riesgos geopolíticos con EEUU y ser conscientes de que podrían poner en riesgo la paz comercial que se mantiene” actualmente.
“Los últimos acontecimientos y las elecciones en EEUU y Taiwán en el 2024, nos hace ver que en 2023 las diferencias entre EEUU y China podrían seguir evidenciándose de forma más clara”, añade.
Algunos índices bursátiles mundiales han recuperado cotas anteriores a la pandemia, como indica Castelo, sin embargo, el índice HangSeng, que es el más representativo de las empresas chinas todavía se encuentra un 27% por debajo “a pesar de recuperar un 33% respecto a los mínimos alcanzados en septiembre de 2022”, por lo que no refleja un avance contundente en lo que va de año.
Sin embargo, el analista señala que los inversores institucionales pronostican un comportamiento positivo de la bolsa china ante las medidas de apoyo del gobierno para impulsar la economía, la canalización del ahorro generado por los particulares durante estos casi tres años de pandemia y por la reactivación del sector exterior tras el fin de los confinamientos.
Desde iBroker consideran que China puede suponer una oportunidad, pero no hay que olvidar que además de los problemas geopolíticos, existen otros problemas como la inseguridad política que presenta el país y el problema de población demográficamente envejecida, que comienza a ser crítica con el poder establecido, “unas cuestiones que no son fáciles de mejorar en el corto plazo y que hacen que nos mantengamos defensivos”.
El profesor de EAE coincide con que “algunos de los factores de riesgo que afectaron negativamente al mercado todavía permanecen”, pero afirma que “es razonable ser ligeramente optimistas sobre la evolución futura de las cotizaciones de las empresas”, ya que “algunas estimaciones otorgan un potencial de subida de un 20% a los mercados de valores de China”.
Algunos de los motivos “que invitan a ser optimistas” ante los mercados chinos, según Josep Bertrán, son la finalización de la política de Covid-0, un mayor apoyo al sector privado y en particular al inmobiliario, las previsiones de un aumento del consumo privad o la paulatina recuperación del mercado laboral, entre otros.
En cuanto a la recuperación del sector inmobiliario Diogo Gomes, senior CRM de USB AM Iberia explica que, a mediados del año pasado, el Gobierno empezó a aliviar la situación de liquidez de los promotores inmobiliarios liberando fondos para permitir que se terminaran los proyectos y que los propietarios se mudaran a tiempo, para que la gente siguiera pagando sus hipotecas.
Una alternativa para invertir en China, además de la inversión directa en sus empresas o fondos de inversión podría ser “a través de empresas occidentales que participen en un posible crecimiento chino mediante sus ventas en aquel mercado”, explica Antonio Castelo.
“Más de un 7% de los ingresos del S&P500 proceden de China y un 6,2% del EuroStoxx. Teniendo en cuenta que Estados Unidos puede vetar ventas de productos tecnológicos de especial relevancia, podrían buscarse empresas europeas del sector del consumo, especialmente relacionadas con artículos de lujo”, apostilla.
El profesor de EAE señala que los sectores económicos más atractivos para invertir en China son las empresas relacionadas con la tecnología y el I+D, las empresas energéticas y relacionadas con la transición ecológica, las empresas de consumo privado y el sector de la salud.
Desde Carmignac señalan que la renta variable china puede proporcionar una diversificación eficaz de la cartera, tanto en términos de exposición geográfica como de temáticas de inversión. La innovación industrial y tecnológica, la sanidad, la transición ecológica y la evolución del consumo, son las áreas donde la gestora encuentra un mayor potencial para invertir.
Por su parte, Claudio Wewel, estratega de divisas en J. Safra Sarasin Sustainable AM, considera que las divisas emergentes asiáticas se podrían ver beneficiadas ante la debilidad del dólar, relacionado con el ciclo de subidas de tipos de la Fed y ante el abandono de la política Covid cerco de China, que se ha traducido en una mejora del sentimiento de riesgo.
Muzinich & Co espera que China siga siendo uno de los principales motores de crecimiento de la economía mundial este año ya que “China ha entrado claramente en la fase de recuperación tras el COVID y los índices de movilidad se sitúan en niveles elevados con respecto a 2019".