La crisis sanitaria generada por la expansión del Covid-19 provocó profundos cambios en nuestro estilo de vida. Además, para evitar un golpe aún más duro a la economía, los bancos centrales y los diferentes gobiernos pusieron en marcha planes de estímulos nunca antes vistos. Los tipos de interés se encuentran en el entorno del 0% […]
La crisis sanitaria generada por la expansión del Covid-19 provocó profundos cambios en nuestro estilo de vida. Además, para evitar un golpe aún más duro a la economía, los bancos centrales y los diferentes gobiernos pusieron en marcha planes de estímulos nunca antes vistos. Los tipos de interés se encuentran en el entorno del 0% en Estados Unidos y en la Unión Europea y no parece que vaya a cambiar en los próximos cuatro años. Por otro lado, los estímulos fiscales de los gobiernos han sido numerosos, aunque han variado dependiendo de cada país. Con este escenario, los inversores han tenido que capear para conseguir rentabilidad o conservar, en la medida de lo posible su patrimonio.
Ganadores
Según François Rimeu, estratega senior de La Française AM, las tres estrategias ganadoras han sido las siguientes:
Metales preciosos, con el oro y la plata por las nubes; históricamente, existe una fuerte correlación negativa entre el oro/plata y los tipos de interés reales.
Renta variable: cuando los tipos reales bajan, las condiciones financieras mejoran, lo cual es generalmente positivo para la renta variable, pero hay importantes discrepancias según el sector. Los sectores que mayores rentabilidades aportaron fueron los que tenían un sesgo de “larga duración”, como las acciones de elevado crecimiento, así como los que tenían un sesgo tecnológico o estaban relacionados con la atención sanitaria. La correlación entre la relación precio-beneficio del sector tecnológico y los tipos reales es superior al 90%, lo que significa que los inversores están dispuestos a pagar cada vez más cuando los tipos de interés reales disminuyen.
Bonos soberanos de mercados desarrollados (incluidos los bonos periféricos) y los bonos de grado de inversión, gracias a las medidas tomadas por los bancos centrales.
Mientras que las perdedoras han sido cinco, según el experto.
Renta variable, de nuevo, con los sectores de hostelería, aeronáutica, as finanzas y energía aportando menores rentabilidades. El bajo rendimiento del sector financiero se debió en parte a las políticas monetarias aún más dovish de los bancos centrales.
Algunos mercados emergentes de deuda soberana, como Ecuador y Argentina, por ejemplo, con una capacidad limitada para obtener capital en los mercados financieros.
En la actualidad, el segmento de bonos high yield de menor calificación aún no se ha normalizado, a diferencia del segmento de high yield de mejor calificación.
El dólar estadounidense, al menos en comparación con las monedas del G7. Durante años, el diferencial positivo de los tipos de interés entre Estados Unidos y otros países desarrollados ha contribuido a la fortaleza del dólar. Sin embargo, debido a los estímulos de los bancos centrales, la diferencia se ha reducido, lo que ha hecho caer el dólar.