2022 ha sido un año complicado para los mercados con caídas tanto en la renta fija como en la renta variable, por eso los inversores quieren mirar al 2023 para saber qué les deparará este nuevo año y si pueden encontrarse mejores oportunidades. De ello hablamos con Diego Fernández Elices, director de inversiones de A&G […]
2022 ha sido un año complicado para los mercados con caídas tanto en la renta fija como en la renta variable, por eso los inversores quieren mirar al 2023 para saber qué les deparará este nuevo año y si pueden encontrarse mejores oportunidades. De ello hablamos con Diego Fernández Elices, director de inversiones de A&G Banca Privada.
Ha sido un año tremendamente complicado, especialmente en renta fija. El resumen es que a cierre del tercer trimestre las cosas han mejorado bastante, pero la rentabilidad de una cartera de 60% renta variable y 40% renta fija sigue siendo la peor desde los años 70 y, según se contabilice, incluso la peor rentabilidad registrada desde la Segunda Guerra Mundial. Por eso, ha sido un año absolutamente anómalo. Lo que de verdad ha hecho daño ha sido la caída de la renta fija, más allá de la corrección renta variable.
Bueno yo creo que sí lo vamos a ver, nuestro escenario principal es que los mercados están haciendo suelo, aunque podrían caer algo más. Pero, todo parece indicar que la capitulación ya la hemos visto. Sí pensamos que desde aquí surgen oportunidades de inversión muy interesantes en ambos sectores.
He dicho varias veces la palabra mercados, porque la economía no va a seguir este camino de recuperación todavía. Quedan malos tiempos para la economía real, pero las bolsas se adelantan, y por eso pensamos que será un buen año.
Vemos que hay una oportunidad hoy, no va a haber un momento de entrada claro. Sino que ya estamos viendo un comportamiento muy bueno para la renta fija. Pero, sí que pensamos que la renta fija por fin vuelve a tener renta. Va a ser especialmente importante la gestión y ver qué tipo de renta fija incorporamos en cartera, porque es un riesgo mayor del que hemos visto hasta ahora. Pero, es un riesgo que por fin está remunerado y de una forma muy interesante. Por eso, creo que hay que ir poco a poco incorporando renta fija en cartera según el perfil de cada inversión. Pero en general nos gusta renta fija en casi todo, incluidos los bonos gubernamentales.
En renta variable cuando se complican las cosas es cuando aumenta la divergencia y creemos que es un mercado de ir de compañía en compañía y no invertir directamente en los índices y nada más. Si bien es cierto que las caídas de este año han eliminado las aberraciones en valoración y ahora nos encontramos con unos mercados que están muy atractivos en términos de valoración y otros que, al menos, ya no están tan caros. La valoración es condición necesaria, no suficiente. Lo que cambia en cómo vemos la renta fija y la renta variable, es que creemos que hay una buena oportunidad en los dos activos, pero en la renta variable necesitamos ampliar el horizonte de inversión para aumentar la convicción que tenemos sobre esto. La valoración es el mayor factor que explica la rentabilidad de medio y largo plazo, pero pueden pasar muchas cosas por el camino. Por tanto, renta variable sí pero todavía siendo selectivos y cuidadosos con las valoraciones. No hay que comprar cosas por el mero hecho de que las cosas estén baratas, porque el ciclo se va a complicar.
Nosotros prácticamente damos por hecha la recesión. La recesión suave es nuestro escenario principal. Creo que toca hacer dos ejercicios. Por un lado, hay que tener claro que los mercados alcistas empiezan en las recesiones, cuando las recesiones están en precio es cuando se da la recuperación. Y, sobre todo, lo que tenemos una convicción muy fuerte es en que vamos a una recesión que en ningún caso será una depresión. Esto no se parece en nada a los años 70 o a 2008, cuando la economía tenía serios problemas estructurales. Habrá una recesión de un final de ciclo normal. Pero, lo más probable es que después de dos shocks exógenos y anómalos como la pandemia y la guerra, lo más razonable es pensar que algún año no vendrá la plaga de la langosta. Vamos a una economía que poco a poco va a normalizar y que aterrizará en inflaciones algo superiores a las de los últimos años y a crecimientos algo inferiores.