Ya son muchos los estudios y los expertos que señalan que la inversión sostenible es una tendencia claramente estructural y que, lejos de una moda pasajera, invertir en hacer un mundo mejor ya forma parte del ADN de las finanzas. Y cundo hablamos de esta inversión ESG, una parte muy importante es el cuidado por […]
Ya son muchos los estudios y los expertos que señalan que la inversión sostenible es una tendencia claramente estructural y que, lejos de una moda pasajera, invertir en hacer un mundo mejor ya forma parte del ADN de las finanzas.
Y cundo hablamos de esta inversión ESG, una parte muy importante es el cuidado por el clima y en él, la descarbonización juega un papel fundamental. Así, y definiendo este proceso como la eliminación o reducción de la producción de dióxido de carbono de la economía de un país, es un objetivo que se han propuesto incluso desde los gobiernos de las grandes potencias y que está presionando para que se realicen cambios en nuestros hábitos de consumo, y claramente también en nuestras inversiones.
“La dificultad de cumplir este objetivo está en que los gases de efecto invernadero forman parte de todas las actividades humanas. Para alcanzar un nivel de cero emisiones netas no basta con dejar de explotar las centrales eléctricas de carbón y cambiar a los vehículos eléctricos. El reto es mucho más amplio: desde el transporte, la agricultura y la silvicultura, hasta las cajas que utiliza Amazon en sus envíos”, explican Frank Beaudry, analista y Natalia Zeman, especialista en inversión ESG de Capital Group.
De hecho, los expertos de la gestora explican que el consumo de energía está muy relacionado con la riqueza, por ello, la demanda energética seguirá aumentando a medida que se vayan desarrollando los países emergentes. “La energía solar y la energía eólica constituyen una parte bastante pequeña de la combinación de energías utilizadas, pero su competitividad en materia de costes, la política gubernamental, la innovación y la profesionalización están impulsando cada vez más la escala y la inversión en estas tecnologías. Podemos comparar la situación actual con otras transiciones energéticas que tuvieron lugar en el pasado, como el auge del petróleo en la década de 1920 o del carbón en la de 1830. Ahora nos encontramos en los inicios de esta fase hacia las energías renovables, los motores que impulsan esta tendencia ya están en marcha, y esta transición constituye un imperativo de supervivencia”, aclaran.
Fuente: Capital Group
La importancia de la electrificación
Eso sí, a la hora de dirigir nuestras carteras, hemos de tener en cuenta que, según Capital Group, la electrificación es el camino hacia el objetivo de cero emisiones netas.
“Para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas se debe reducir el uso de los combustibles fósiles y encontrar energías renovables que los sustituyan. La ruta más eficaz para lograr la descarbonización consiste en aplicar la electricidad renovable cada vez a más cosas (ya sea a través de cables o almacenada como hidrógeno verde), ya que aquí es donde contamos con las tecnologías más avanzadas y con baja intensidad de carbono”, explican.
Y añaden: “En la actualidad, el 25% de la energía mundial funciona con electricidad, y es preciso que ese porcentaje se acerque al 100%. Según la Agencia Internacional de la Energía, la transición completa de la economía mundial hacia la electricidad podría costar en torno a 1,51,8 billones de dólares anuales durante 30 años2”, pero desde su punto de vista puede tratase de una cifra exagerada debido a que ya existen tecnologías bastante desarrolladas que pueden respaldar esta transición y el hecho de que ahora ya las energías renovables comiencen a ser rentables. ·La escala, la innovación y la profesionalización están impulsando a la baja los costes de las energías renovables, y algunos de nuestros analistas prevén que los costes del hidrógeno verde podrían caer en torno al 75% en los próximos diez años”, aclaran.
Todo ello, así como la transición entre energías, hace que nos tengamos que replantear qué tecnologías van a ser protagonistas de este proceso en el futuro y que pueden ser valores ganadores por los que apostar con nuestras inversiones. “Muchas compañías deben equilibrar la reducción de los beneficios basados en los combustibles fósiles y el aumento de las inversiones en renovables. El mercado preverá el fin de los combustibles fósiles mucho antes de que los ingresos lleguen a cero, lo que se reflejará en las valoraciones de las compañías”, consideran desde Capital Group.
Fuente: Capital Group
“Aquellas compañías que presentan un descenso estructural de sus beneficios no suelen constituir inversiones atractivas a largo plazo. Las empresas han de mirar al futuro y desarrollar negocios de crecimiento. El impacto de la transición energética sitúa a las compañías en distintos niveles: hay algunas compañías que solo reciben el efecto positivo de las renovables, pero también hay algunas empresas tradicionales que tienen que enfrentarse tanto a la transición desde los combustibles fósiles como a la sustitución de estos combustibles por energías renovables. Todas las compañías que hoy son grandes promotores de energías renovables y que están generando varios gigavatios5 al año de energía basada en combustibles fósiles fueron en su día grandes compañías contaminantes, y llevan más de una década invirtiendo en el desarrollo de energías renovables”, aclaran y puntualizan: “La curva de aprendizaje es pronunciada, y aquellas compañías que sean capaces de adaptarse y de adoptar un enfoque serio con disciplina de capital serán las que conseguirán superar con éxito esta transición”.